Dicen que a la tercera va la vencida, aunque con los narcos nunca se sabe. Una cuadrilla de operarios municipales, apoyados por maquinaria pesada, y custodiados por policías, han irrumpido esta mañana de nuevo en Son Banya para derribar las tres edificaciones ilegales que los traficantes habían construido durante esta Semana Santa.
Este miércoles, los trabajadores han vuelto al gueto después de que la Policía Local confirmara que habían levantado nuevas obras ilegales. En este sentido, el alcalde, Jaime Martínez, se ha mostrado inflexible: «Volveremos a Son Banya las veces que sea necesario».
Por su parte, los traficantes han recogido el guante y han reaccionado con prepotencia y chulería: «El poblado es nuestro, aquí hacemos lo que queremos». Así pues, con las espadas en todo lo alto, parece que no será la última vez que las grúas de Cort regresen a aquel territorio comanche. De hecho, es previsible que el desafío se prolongue en el tiempo, con riesgo de eternizarse.
Las tres nuevas chabolas levantadas estaban formadas por maderos y lonas, ancladas al suelo con pequeño agujeros rellenos de cemento. Habían sido colocadas en la parte izquierda del poblado, para que los conductores que se adentran en aquellas calles encontraran con facilidad los puntos de venta de droga.
Por otro lado, los investigadores han tenido conocimiento de que la táctica de acoso y derribo municipal está surtiendo efecto y que algunos narcos afectados han decidido cambiar de aires. Un clan, al menos, ha instalado un nuevo punto de venta de drogas en la barriada de Son Gotleu, lejos del foco mediático.
Miris on miris, tot són guirisA ti si que no hay por dónde mirarte