Trabajadores del Ajuntament de Palma, apoyados por una dotación policial, han entrado en la mañana de este jueves, por segunda ocasión, en Son Banya para derribar las dos nuevas carpas que habían levantado los narcos en un claro pulso al alcalde de la ciudad, Jaime Martínez. El primer edil ha reiterado que será inflexible con las infracciones urbanísticas en el gueto y que la tolerancia será cero.
La cuadrilla municipal de operarios ha esperado a que los menores del poblado hubieran salido hacia sus respectivos colegios para entrar en Son Banya, ya que temían que algunos clanes colocaran a los niños a modo de barrera humana para evitar el paso de la comitiva.
Las dos carpas habían sido levantadas en el margen izquierdo de la finca, justo después de que este pasado martes se llevara a cabo el gran operativo de demolición de las obras ilegales, que consistió en derribar siete casetas, una rotonda con un barco y una pista de hormigón de 90 metros de largo por 20 de ancho.
Desde el cuartel de San Fernando y desde Cort se han interpretado como un pulso la acción de los clanes de la droga que no han esperado ni un día para seguir construyendo ilegalmente y con impunidad.
El dispositivo de este jueves está previsto que sea mucho más breve que el del martes, ya que las carpas a eliminar estaban formadas por una estructura metálica y de telas, reforzadas con algunas lonas y tablones.