Los ocho narcotraficantes que se reparten Son Banya en la actualidad -‘El Vito’, ‘El Nano’ (nieto de ‘La Paca’), ‘El Cabrero’, ‘El Calé’, ‘El Ovito’, ‘El Pepino’, ‘El Indio’ y ‘Los Andújar’- se gastaron 200.000 euros en el nuevo poblado. Que, desde este martes, ya es historia. Polvo, para ser más exactos. Otra conclusión a la que han llegado los investigadores es que todos los trabajos se pagaron en negro y que los «operarios» tardaron diez días en finiquitar las obras.
Solo la pista de hormigón de 90 metros de largo y más 20 de ancho, la rotonda y las zona nueva de las casetas ocupa una superficie de 8.000 metros cuadrados, a la que hay que añadir otros 370 metros cuadrados construidos, en siete edificaciones destinadas a los puntos de venta.
Como dato curioso, hay más clanes que casetas nuevas, por lo que todo indica que una de ella, quizás la de mayor tamaño, fue compartida por las dos familias.
De momento, solo hay sospechas sobre qué empresas suministraron el material de obra, pero un detalle ha llamado poderosamente la atención de los celadores que ayer entraron en Son Banya: En un lateral del poblado habían escondido dos palas excavadoras y varias hormigoneras manuales. Lo que indicaría que determinados trabajos los acabaron los residentes en el gueto, algunos de los cuales tienen conocimientos de albañilería.
La policía mantiene abierta la investigación para intentar identificar, por un lado, a los operarios de las obras i legales y, por otro, a las empresas que les suministraron material.
Los agentes cuentan con las matrículas de algunos camiones que fueron vistos entrando y saliendo del poblado, coincidiendo con las obras, aunque las posibilidades de que los responsables del nuevo Son Banya sean multados son remotas. Y encima, si fueran sancionados, son insolventes.