La búsqueda de Agostina Rubini pasa por el análisis forense de más de medio millar de restos óseos. El juzgado de Instrucción encargado de la causa ha encomendado al Instituto de Medicina Legal de Palma que revise todos los restos hallados en Son Reus para intentar tener pruebas físicas sobre lo ocurrido con la joven de 24 años. La principal hipótesis policial es que la mujer quedó atrapada en un contenedor de basura y falleció en el camión de recogida que lo vació. Desde entonces la búsqueda se ha centrado en Son Reus para intentar tener evidencias que corroboren los indicios que arrojan las cámaras de vigilancia que comprobó el Grupo de Homicidios de la Policía Nacional.
Los operarios de Son Reus y los agentes que participaron en las labores de búsqueda han encontrado un gran número de restos. En la planta de tratamiento se acotaron las labores a los estratos de desechos que corresponderían con la fecha en la que se produjo la desaparición, el pasado dos de octubre. En ese margen se recuperaron restos y, tras un primer filtro se conservaron medio millar para intentar encontrar en ellos algún resto de ADN.
Los forenses comenzarán realizando un trabajo de descarte para excluir los restos que no sean humanos, que serán casi todos y que provengan de restos de comida y animales arrojados a la basura. Tras ese primer cribado, llegará la fase más complicada que será la de intentar obtener muestras biológicas que puedan servir para ser analizadas y que puedan arrojar algún dato sobre la identidad de esos restos. La mayor parte del material encontrado se encuentra en malas condiciones y se trata de fragmentos después de haber sido prensados en los camiones de basura.
El análisis biológico de lo encontrado en Son Reus es la única vía para confirmar lo ocurrido con Agostina de forma completa y poder certificar su fallecimiento. La planta de tratamiento fue el último punto en el que la Policía Nacional localizó señales de su teléfono móvil en torno a las tres de la madrugada de la noche de su desaparición.
Rubini regresaba a su casa cerca de las doce de la madrugada tras haber estado con unos amigos. Su rastro se perdió en un punto entre la plaza des Pont y la calle Andrea Doria. La localización del teléfono, las cámaras de vigilancia y el testimonio de algunas personas llevaron a los investigadores a una única hipótesis de muerte accidental: la joven cayó por algún motivo en el contenedor y se quedó atrapada en el interior. No llegó a coger el autobús. La señal del teléfono apuntaría a que llegó a Son Reus tras fallecer en el camión de basuras. El ADN tendrá que confirmarlo.