Vitor Aníbal Temporao Martins, el presunto homicida de la Colònia de Sant Jordi, llevaba 22 años vejando y humillando a su pareja sentimental, que es la hija de Erika Röhrig, la fallecida. El portugués, de 48 años, fue denunciado por malos tratos el verano pasado y los investigadores emitieron un informe de Valoración Policial de Riesgo que lo consideraba de «alto riesgo» y alertaba de que «se ha detectado una especial combinación de indicadores que aumentan de manera significativa la probabilidad de que el agresor ejerza sobre la víctima violencia muy grave o letal». Sin embargo, seguía viviendo con su ex y la madre de ella.
Según ha podido saber Ultima Hora de fuentes de la investigación, fue el pasado 10 de junio de 2023 cuando el acusado fue detenido por malos tratos en el ámbito familiar, tras un incidente en la casa de su pareja, cuando Vitor Aníbal atacó, sin motivo, con una lata en la mano a un amigo de su compañera. A partir de ese momento, se descubrió que el extranjero era, en realidad, un maltratador que llevaba 22 años vejando a su pareja. La víctima contó que temía por su integridad y que le tenía «mucho miedo» y que se había decidido a denunciar los hechos «para que no haya más víctimas».
Le escondía la comida
La hija de Erika Röhrig relató episodios muy inquietantes y explicó que, en ocasiones, el portugués le escondía la comida para que no pudiera alimentarse. La relación entre ellos se rompió en 2022, pero Vitor Aníbal no trabajaba y no tenía a dónde ir, así que seguía con la familia Röhrig. En la primera denuncia contra él, la mujer contó que la agresividad del varón se había disparado «desde hace aproximadamente un año y medio» y que la culpaba de haberle «jodido la vida».
El sospechoso se movía en un Volvo S60 de color negro, pero últimamente parece ser que había tenido problemas con el carnet de conducir y era su suegra quien le acompañaba a los sitios. El hombre no trabajaba y no tenía recursos económicos. Contaba, entre 2006 y 2023, con ocho antecedentes policiales, por delitos contra la seguridad colectiva, conducción bajo los efectos de bebidas alcohólicas, atentado a agentes de la autoridad, quebrantamiento de condena, lesiones y malos tratos en el ámbito familiar.
La víctima de 74 años y nacida en Suiza, aunque pasó muchos años en Alemania antes de instalarse en la Colònia de Sant Jordi, era muy querida en aquel núcleo turístico. Allí tenía algunos pisos y la casa de la urbanización de Ses Colònies. Era una mujer muy trabajadora y que siempre intentaba proteger a su hija, según contaron este jueves los vecinos.
La Policía Judicial de la Guardia Civil examinó este jueves de nuevo la casa donde se produjo el crimen. La principal hipótesis es que la anciana murió tras recibir una lluvia de patadas en la cabeza, aunque no se descarta que usara contra ella un arma cortante, en concreto un hacha. El acusado sigue detenido en el cuartel de Campos y se ha negado a declarar. El sábado está previsto que pase a disposición judicial.