Esta semana está previsto que la piscina del Mar y Paz de Can Picafort pase a la historia, después de 52 años en los que se ha convertido en un lugar de encuentro tradicional de generaciones de picaforters y gente de toda Mallorca. Construida hace más de medio siglo junto al mar, es anterior a la Ley de Costas, pero su concesión no fue renovada a tiempo y se perdió. Este domingo, Toni Gelabert y Noe Pacini, la pareja que gestiona la piscina y el restaurante que le da nombre desde hace ocho años, ha asumido que ya no hay nada que hacer para salvar las instalaciones, aunque lamentan el alto coste en puestos de trabajo directos e indirectos que supondrá su cierre.
«Nosotros solo lo teníamos alquilado, no sabemos por qué se perdió la concesión ni por qué motivo la Ley de Costas, que es la misma para toda España, no se aplica con el mismo rigor en todo el país como está ocurriendo este año en Mallorca. En el Mar y Paz somos 25 empleados y de golpe se perderán este año 15 puestos de trabajo directos, pero también afectará a otros indirectos, como los proveedores de pescado, de bebidas, etc», apunta Toni Gelabert, resignado, pero no sin cierta nostalgia por tener que dar portazo a «un lugar tan emblemático para el público mallorquín». De hecho, al igual que ocurre con los restaurantes de la playa de Capellans que corren la misma suerte, estos locales son muy frecuentados por público de toda Mallorca y sobre todo, «vecinos de Can Picafort que lo convirtieron en su punto de encuentro; aquí nunca hemos pedido a nadie un tiquet ni una consumición para nadar, quien haya venido lo sabe, se ha bañado quien ha querido», añade.
En la primavera de 2019 ya se supo que Costas no otorgaría una nueva concesión para estas instalaciones, aunque continuó funcionando hasta el verano pasado, los meses estivales. «Después de dos años de pandemia y de crisis, luego una guerra con sus consecuencias, pensamos que se podría haber dado un poco de margen para la recuperación económica y del trabajo; entre los bares de Capellans y el Mar y Paz, este verano se habrán perdido 75 puestos de trabajo directos».
En temporada alta, en el Mar y Paz trabajan unas 25 personas. «Abriremos el 2 de mayo pero solo con las mesas que tenemos en el interior del restaurante del hotel, así que solo nos incorporaremos 10 personas, quizás dos más en pleno verano; viendo que no hay nada más que podamos hacer, ya he avisado a los empleados, sintiéndolo mucho», apunta Gelabert.
Mientras, el Ajuntament de Santa Margalida se prepara para tomar el relevo al frente del espacio que ocupa la piscina del Mar y Paz. El alcalde, Joan Monjo, admite que esta semana la van a sepultar. «La semana pasada firmamos con Costas la cesión de los terrenos a ocupar, y no podemos permitirnos que alguien se haga daño en el hueco de la piscina y tengamos que acarrear la responsabilidad». Este verano solo se cubrirá la zona, sepultando la piscina y allanando la explanada, mientras que en noviembre está previsto iniciar la construcción de la futura plaza en forma de anfiteatro, con unas gradas, un chiringuito desmontable, mesas y sillas, que se sacará a concurso. El Ajuntament invertirá en esta obra medio millón de euros y a cambio espera recoger los beneficios de sacar a concurso el futuro chiringuito durante los 15 años que dura la concesión inicialmente.