El fenómeno de la okupación y la proliferación de asentamientos en el municipio de Palma ha encontrado una extensión en plena fase de crecimiento en la zona de Can Pastilla. Un núcleo turístico en el que durante el invierno ya existen espacios en los que personas sintecho, indigentes y okupas se amparan en la tranquilidad de la zona y lo laxa que es la ley para hacerse fuertes.
Pero con la llegada de la temporada turística, resultan más visibles al crecer exponencialmente el volumen de población, también la que no tiene acceso a una vivienda por el elevado precio de los alquileres. Las primeras estribaciones de la Playa de Palma, pero de forma más especial la parte posterior, la más apartada de los arenales y las zonas turísticas, sirven de vivienda y techo a estas personas, pero también a otros perfiles que han cogido fuerza en los últimos tiempos.
Porque además de asentamientos en forma de barracas, se han expandido las autocaravanas, ocupando incluso terrenos alejados del bullicio, aunque a pocos metros de zonas residenciales cuyos propietarios se han visto obligados a reforzar las medidas de seguridad. Resulta difícil encontrar una vivienda en la zona próxima a la autovía de Llucmajor sin un cartel en el que se recuerde que hay una alarma instalada, porque estas personas generan, al menos inquietud.
De forma especial son objeto de okupación fincas o casas abandonadas, en ese tramo entre Can Pastilla y el asfalto de la autovía. No muy lejos del asentamiento que corta el paso entre el Camí de la Torre Redona y la calle del Norai o del abandonado campo de fútbol, varias personas se han instalado a modo de camping con su autocaravana, sus mesas y sillas, junto a unas embarcaciones abandonadas y a la vista de quien quiera verles a su paso por la autovía en sentido Llucmajor.
Cerca, una vieja casa de campo también muestra síntoma de okupación, con la presencia de gallos y gallinas y varios muebles que denotan que se han instalado allí, en un espacio abandonado e insalubre y sin acceso a recursos como luz o agua corriente en el que han encontrado un espacio en el que habitar, no muy lejos de servicios como supermercados o una gasolinera.
Seguridad, a su manera
Pero un escenario singular es el Camí de Can Bogueta, cerca de lo que tenía que ser un centro comercial y de ocio, y que conecta Can Pastilla con el aeropuerto a través de una pasarela. Allí, candados, puertas forzadas, verjas rotas, coches y autocaravanas son síntoma de okupación de casas abandonadas y señal de vida por parte de unos residentes cuya procedencia y dedicación resulta variopinta.
En las que se han colocado carteles disuasorios, aunque únicamente resulta patente la presencia de una única vivienda habitada por sus propietarios, quienes como el resto de vecinos de la zona, han instalado alarma. Se aseguran los okupas que dan forma a estos asentamientos de que no tendrán visitantes extraños o molestos dejando la vigilancia a perros que ahuyentan a los curiosos. Alguno de ellos de grandes dimensiones para intimidar más todavía.
Estos últimos casos se suman a otros asentamientos y okupaciones de fincas y viejas casas de campo lejos de la playa, aunque desde hace tiempo llevan activos algunos como el de un antiguo restaurante ubicado cerca del colegio público de Can Pastilla y frente a un conocido hotel. Allí, ingentes cantidades de basura se acumulan, a la vez que en torno a la vivienda, en ruinas, se acumulan tiendas de campaña y barracas en una zona turística de referencia en Palma y en Mallorca que tiene también una 'caba B'.
Pepi que ens se jo de la mort den Verga?, Els toros ja és un altre historia, sempre hi han els de vox darrera. Però mai davant.