«A mi hija le han subido el alquiler un 70 % y hace dos años que espera la licencia para construirse una casa». Este es el duro testimonio de Santiago, nombre ficticio por temor a represalias, que denuncia los «abusos» de algunos propietarios y la «lentitud» del Ajuntament de Palma al realizar los trámites burocráticos.
Este padre vive con impotencia los problemas que está teniendo su hija para encontrar un piso en el que vivir, pese a que su familia le ha cedido un terreno para que pueda construirse su propio hogar. Santiago expresa que su hija, divorciada y con tres hijos, alquiló un inmueble en Ciutat en 2015. En ese momento, el casero le estipuló una renta de 1.100 euros mensuales. En 2022, cuando venció el contrato, el propietario le subió el alquiler conforme al IPC. Hasta ahora, la inquilina y el propietario se habían entendido directamente, sin intermediarios y nunca habían tenido problemas.
Sin embargo, en 2024, cuando llegó el momento de renovar el contrato de alquiler, todo cambió. «Mi hija recibió un burofax de una inmobiliaria que le notificaba que le subían la renta a 1.900 euros mensuales. ¡De golpe, un 70 % más!», exclama. Santiago resalta que no le dieron opción a negociar, argumentando que se trataba de precios de mercado. «Mi hija ofreció pagar 1.500 euros mensuales, pero no lo aceptaron. Con tres hijos y un sueldo destinar 1.900 euros cada mes sólo a la vivienda era imposible, por lo que tuvo que buscarse otro piso».
Afortunadamente, encontró una vivienda, en la que paga una renta de 1.5000 euros mensuales. Sin embargo, la incertidumbre que ha vivido durante este tiempo ha sido enorme. Mientras tanto, denuncia que el Ajuntament de Palma sigue sin concederle la licencia de obra para construirse su casa.
Más de dos años de espera
«Cuando no faltaba un papel era una firma y así llevamos más de dos años», lamenta. «Ahora parece que ya está todo, pero siguen sin dárnosla», comenta con estupefacción, ya que se trata de un suelo urbano, en el que ya hay viviendas en dos de las cuatro esquinas. Santiago es consciente de que aún le queda un largo camino por recorrer hasta que su hija y sus nietos puedan tener su propia casa: tienen que contratar a un constructor, solicitar una hipoteca... «Yo ya tengo 80 años y me urge poder empezar este proyecto, ya que quiero ayudar a mi hija», expresa.
Santiago precisa que su familia no es la única afectada por estos dos asuntos: los elevados precios del alquiler y la lentitud de las administraciones en la concesión de licencias. Por ello, insta a los impliados a tomar medidas. Por una parte, denuncia «el espíritu de abusivo de alqunos propietarios que quieren hacer caja a costa de otras personas; se ha deshumanizado», concluye.