La producción de electricidad en Baleares emitió en 2024, por primera vez, menos de 2 millones de toneladas de CO2 equivalente (tCO2 eq), segun datos de Red Eléctrica de España y recogidos por el consultor energético Pep Malagrava.
El dato contrasta con los datos de 2008 y 2009, cuando la generación eléctrica en las Islas emitió más de 4,5 millones de toneladas de CO2, por lo que la reducción ha sido superior al 50 % en un período de 16 años.
Hay que descontar el año 2020, el del confinamiento por la COVID, en el que, por razones obvias de paralización económica, las emisiones de la producción eléctrica de las Islas superaron ligeramente el millón y medio de toneladas. En cualquier caso, es muy destacable que entre 2020, año de reducción a mínimos de la actividad económica, y 2024, con plena actividad, la diferencia es muy poca.
Según Pep Malagrava, «las emisiones procedentes de la generación eléctrica en las Islas han ido bajando gracias al despliegue de las energías renovables y a que las tecnologías que utilizan combustibles fósiles son más eficientes».
Al descenso ha contribuido también la reducción de la actividad de la central térmica de es Murterar (Alcúdia), que funciona con carbón, a niveles prácticamente residuales. Está previsto que esta central cierre definitivamente en 2027 y su actividad actual sólo se mantiene como recurso energético de emergencia si fuese necesario.
Malagrava señala que «pese a este descenso gradual de las emisiones causadas por la producción de electricidad, queda mucho camino por recorrer. No obstante, ha quedado claro que, con más energía renovable, se reducen las emisiones asociadas a la generación eléctrica».
En la evolución de las emisiones, queda muy claro el impacto del llamado impuesto al sol, la aplicación del pago de un peaje a la energía generada mediante instalaciones fotovoltaicas. Esta medida fue aprobada por el Gobierno del PP presidido por Mariano Rajoy. Durante su aplicación, las emisiones de CO2 provocadas por la producción de electricidad en Baleares rompieron su descenso continuado desde 2010 y volvieron a crecer. Así, en 2015, las emisiones habían sido de 2,5 millones de toneladas de CO2 y en 2018 alcanzaron los 4 millones.
El impuesto al sol fue derogado en 2018 y, a partir de ahí, con más facilidades para la instalación de energía solar, volvió a producirse un paulatino descenso, con un repunte en 2022, hasta que, el año pasado, las emisiones han quedado por debajo de los 2 millones de toneladas de CO2.
En línea con lo explicado anteriormente, y tal como publicó este periódico en su edición de ayer, la producción de energía solar fotovoltaica en Baleares aumentó en 2024 un 30 %. Siendo un crecimiento notable, ha sido el más bajo desde 2021. Ese año, el crecimiento fue del 59 %. En 2022 fue del 43 % y en 2023, del 44 %. Sin embargo, en 2024 quedó limitado al 30 %.
La explicación de esa reducción en el crecimiento de la producción de energía solar se encontraría en que Baleares lleva un año sin conectar a la red eléctrica ningún nuevo parque fotovoltaico pese a los numerosos proyectos presentados durante este tiempo. A pesar de no haberse conectado ningún parque fotovoltaico, las instalaciones sí operativas han incrementado su producción.
El apunte
Enlace, renovables y descarbonización de Endesa
El enlace la Península cubrió en 2024 el 26 % de la electricidad demandada por las Islas a lo largo del año. Asimismo, igualmente por primera vez, la generación de energía renovable en Balears superó el 10 % de cobertura de la demanda eléctrica. Por su parte, Endesa ha expresado su compromiso de abarcar en las Islas toda su producción eléctrica con energías renovables en 2040, culminando su descarbonización y dejando de utilizar las centrales de ciclo combinado (gas natural) de Son Reus y Cas Tresorer.