Pablo Maffeo ha vuelto a ser el centro de atención en Son Moix. El lateral del Real Mallorca terminaba el partido contra el Getafe enfrentado a una parte de la grada, que le ha dedicado una serie de cánticos después de que éste respondiera con gestos a las críticas que estaba recibiendo el equipo tras ponerse por detrás en el marcador y alejarse para siempre de sus posibilidades de ir a Europa.
Empadronado en la polémica, Maffeo ha contestado con uno de sus aspavientos a un grupo de aficionados situados en la grada animación del fondo sur de Son Moix, que tras los goles del Getafe cantaban «estamos de vacaciones» a los futbolistas del Mallorca para expresar su malestar por el pobre rendimiento de esta segunda vuelta. El enganchón derivaba en un enfrentamiento mucho más desagradable cuando esos mismos aficionados agriaban sus dedicatorias: «Maffeo, vete ya» o «Maffeo, cabrón, fuera de Son Moix». Unos reproches a los que el futbolista de Sant Joan Despí, que había sido sustituido por Larin con el 0-1, respondía agitando una camiseta desde el interior del banquillo. A su vez, otro sector de la afición se posicionaba del lado del jugador y reprendía a quienes reclamaban su marcha. La propia megafonía del estadio tenía que hacer una llamada a la calma.
Maffeo apura su cuarta temporada como futbolista del Mallorca y desde que llegó en 2021 tras una mala experiencia en el Stuttgart alemán su rendimiento ha ido de más a menos. Tanto, que últimamente se le reconoce más por sus salidas de tono fuera del campo que por lo que le aporta al equipo en el juego. Sus problemas con algunos rivales, que empezaron en su primera campaña con una disputa con el entonces entrenador del Levante, Paco López, derivaron después en su archiconocida enemistad con Vinicius, que le ha llevado a estar muchas horas en el escaparate de los medios nacionales —un papel en el que no siente en absoluto incómodo— y le han hecho ondear luego, por ejemplo, la bandera del antimadridismo. Ahí están las burlas que dirigió al club blanco tras su derrota en la final de la Supercopa o las palabras que le dedicó recientemente sus jugadores ante los micrófonos de Radio Marca Baleares. El pasado miércoles, sin ir más lejos, ya agitó durante unas horas las redes después de que se hicieran virales sus gestos a la grada del Bernabéu, solo segundos antes de que Jacobo marcara el 2-1 y su equipo se quedara con las manos vacías.
El carácter volcánico de Maffeo, que también se ha enfrentado a periodistas locales por comentarios que consideraba inapropiados, no es lo único que ha sobresalido durante su paso por el club. Su facilidad para cambiar de opinión con respecto a su futuro, para poner cada verano sobre la mesa su posible marcha o para ofrecerse a otros equipos también han enervado en muchos momentos a un sector del mallorquinismo. Por no hablar de la polvareda que levantó (esta vez sin quererlo porque la decisión no fue suya, sino del Mallorca) su paso por una Kings League en la que no había intervenido ningún otro futbolista profesional.
Maffeo, que tiene condiciones de sobra para brillar en el campo —recibió como rojinegro la llamada de la selección argentina— y que en Mallorca parece haber encontrado la estabilidad que necesitaba su carrera, no consigue alejarse de la controversia durante mucho tiempo. Y este domingo, en una jornada que puede dejar huella, ha cerrado otra campaña que puede suponer un punto de inflexión.
Todo este por defender al balón de playa que llamó racistas a toda España.