Fue uno de los hombres del pasado verano en clave rojinegra. El gran agitador de un mercado de fichajes que al final, como casi siempre, resultó decepcionante. Los anuncios en las redes de un agente de futbolistas alemán, alguna que otra filtración interesada desde las entrañas de Son Moix y una segunda residencia en la isla hicieron creer al mallorquinismo que Mats Hummels podía fichar por el club balear y ponerse a las órdenes de Jagoba Arrasate en el proyecto que estaba a punto de despegar. El histórico central alemán, que había puesto fin a su relación con el Borussia Dortmund después de jugar la final de la Liga de Campeones, salió al paso de los rumores y acabó fichando por la Roma, aunque su aventura en el fútbol italiano no será demasiado larga. Este viernes ha anunciado que cuando acabe la temporada colgará las botas.
La bomba Hummels estalló en pleno mes de junio, cuando un representante alemán afincado en Mallorca aseguró a varios medios que el jugador, con casa en la isla y un futuro incierto en aquel momento, negociaba su incorporación al conjunto balear, que de manera extraoficial negó cualquier tipo de contacto.
El culebrón ganó cuerpo en agosto, cuando el calor apretaba y el mercado hervía. Hummels seguía sin equipo y el Mallorca, en construcción. El caldo de cultivo perfecto para que la bola de su posible fichaje creciera. La cadena Sky Sports, en su versión germana, mantenía que la operación era posible y que las puertas del club permanecían abiertas para el internacional alemán, campeón del mundo en 2014 y también exjugador del Bayern de Múnich. La trama de su fichaje se sostenía en el hecho de que el central quería aprovechar sus lazos con Mallorca, su lugar habitual de vacaciones, para apurar su carrera en una liga atractiva y para él desconocida como la española.
El asunto vivió su momento más surrealista en las horas previas al cierre del mercado, cuando se filtró que Hummels tenía cita en una clínica de Palma para someterse al reconocimiento médico que avalaría su fichaje por el Mallorca y que, evidentemente, no existía. El alemán no llegó nunca a pisar Son Bibiloni y días después posaba para los fotógrafos con la camiseta de la Roma. En Italia no ha tenido mucha suerte. Ha jugado 17 partidos en todas las competiciones y en la última eliminatoria europea del conjunto giallorosso, contra el Athletic, fue expulsado a los 10 minutos.
Es bastante probable que Hummels vuelva este verano a la isla para echar raíces, pero ya no será como futbolista ni para jugar en Son Moix. El no fichaje más sonado de los últimos tiempos ha decidido poner fin a su leyenda sin llegar a ponerse nunca la camiseta del Mallorca.