Punto de oro para el Real Mallorca

Punto de garra el conseguido por el Real Mallorca ante el Athletic de Bilbao (0-0) en un encuentro marcado por la expulsión de Samú Costa a los 22 minutos y que obligó al conjunto rojillo a llevar a cabo un esfuerzo sobrehumano durante setenta minutos.

La primera parte tuvo un inicio eléctrico con un Mallorca metiendo en el campo al Athletic y buscando el gol desde el primer instante. Quería Arrasate desmontar rápido el plan de Valverde y casi lo consiguió a los veinte segundos. Navarro conectó con Muriqi que cruzó demasiado, aunque la jugada fue invalidada por fuera de juego. Pero la hoja de ruta estaba bien trazada y la idea era inclinar el campo a su favor. Con el rival noqueado y el Mallorca mucho más dinámico tuvo el gol al minuto uno en una acción de tiralineas en la que Maffeo ganó metros por la derecha y metió al corazón del área para que Muriqi rematara a gol. Agirrezabala rechazó el balón de forma milarosa y el segundo remate de Darder chocó con la defensa. En condiciones normales en ese momento el Mallorca debía haber subido al marcador. Pero no fue así porque el fútbol es un juego continuo de aciertos y erores y quien no falló fue el guardameta rival.

El susto se lo llevó Valverde y la decepción el Mallorca. Pero el equipo rojillo había mostrado sus cartas y estas una vez más demostraban su capacidad de ser protagonista del partido, de tener personalidad en el juego y con fútbol y buena actitud, igualar el talento del rival.

Pero todo era demasiado bonito y a los nueve minutos se confirmó que el mallorquinista Galarreta es muy listo y que Samú Costa tiene que bajar un punto su aceleración. En una acción en la que se lleva el balón, clava los tacos en el gemelo del rival en una acción muy peligrosa. Fue amarilla tras jugarse la roja. Protestas y nervios y cuando eso sucede casi siempre acaba mal porque el equipo salió del partido. A partir de ahí creció el Athletic y apenas diez minutos después el portugués fue expulsado. De nuevo una entrada excesivamente fuerte con los tacos aplastando el pie de Galarreta y segunda amarilla.

El Mallorca se quedaba con diez, el plan se fracturaba y el Athletic encontraba petróleo para volver a plantear un partido nuevo. Arrasate retiró a Larin y dio entrada a Mascarell para fortificar la zona ancha. Cambio lógico y de nuevo minutos para la ataptación a la nueva realidad.
El once rojillo consiguió con rapidez volver a a sentarse sobre el terreno de juego y si bien el rival tenía más protagonismo, sobre todo con los hermanos William, el entramado defensivo funcionaba. De hecho funcionó hasta el final del primer tiempo donde el conjunto rojiblanco se avanzó en el marcador en un gol que fue anulado pese a que inicialmente hubo dudas.

El balón que atrapó Wiliams salió por línea de fondo y dejó en nada el tanto de Nico. Sin embargo, arriesgó Greif desconectando de la acción con excesiva poca prudencia. Lo mejor fue llegar al descanso con empate y con todo por decidir en el segundo periodo.

Resultaba evidente que las fuerzas estaban desequilibradas tras la expulsión de Samú y restaban todavía 45 minutos más el descuento. Casi nada. Arrasate dio entrada a Antonio Sánchez por Sergi Darder y la gran misión era no desquebrajar el entramado defensivo ante un Athletic que buscaba sangre.

En la segunda parte el Mallorca se puso el mono de trabajo y empezó a construir un partido desde el esfuerzo y el sacrificio y encontró el fruto del empate. En parte por la gran labor defensiva que llevó a cabo todo el equipo y también por la fortuna en los metro finales. A los 74 goles Iñaki Williams marcó en fuera de juego y el gol no subió en el marcador y en la recta final, a falta de quince minutos, los sustos fueron sucediéndose uno tras otro. Nico envió un balón al larguero y posteriormente Berenguer envió fuera en la segunda acción. Greif rechazó un balón a corner tras un remate a bocajarro de cabeza de Djalo y Herrera no estuvo acertado en el descuento en un tiro desde la frontal. El sufrimiento fue máximo y el punto sumado sabe a victoria.