¿Cómo se llama el árbol de la chirimoya? Este es su nombre que muy pocos conocen

A diferencia de otras frutas tropicales que crecen en enredaderas o plantas herbáceas, la chirimoya es el fruto de un árbol perenne

¿Cómo se llama el árbol de la chirimoya? Este es su nombre que muy pocos conocen

La chirimoya es conocida por su excepcional valor nutricional | Foto: Foto de Shraddha Kulkarni

| Palma |

A diferencia de otras frutas tropicales que crecen en enredaderas o plantas herbáceas, la chirimoya es el fruto de un árbol perenne de tamaño medio conocido científicamente como Annona cherimola. Este árbol, que puede alcanzar entre 4 y 10 metros de altura, tiene su origen en las zonas montañosas de Perú y Ecuador, específicamente en valles andinos situados entre los 1.000 y 2.000 metros sobre el nivel del mar. El chirimoyo presenta un tronco delgado con ramificaciones pronunciadas y una corteza de textura lisa o ligeramente agrietada.

Sus hojas, de color verde intenso, son grandes, simples y ovaladas, características que lo convierten en un árbol ornamental además de frutal. La copa suele ser redondeada y proporciona una sombra moderada, lo que ha popularizado su cultivo en jardines particulares de España, especialmente en Andalucía. En España, el cultivo comercial del chirimoyo se concentra principalmente en Granada y Málaga, zonas que disfrutan de un microclima privilegiado que reúne las condiciones ideales para este árbol: temperaturas suaves durante todo el año, sin heladas importantes, y una humedad ambiental adecuada proveniente del Mediterráneo.

El éxito de estos cultivos ha sido tal que la chirimoya de esta región cuenta con Denominación de Origen Protegida (DOP) desde 2002, un reconocimiento a la calidad excepcional del fruto. Los productores españoles han desarrollado técnicas específicas que incluyen la polinización manual, práctica necesaria debido a la peculiar biología floral del árbol. «La producción anual en España ronda las 40.000 toneladas, de las cuales aproximadamente el 75% proviene de la zona amparada por la DOP», señalan desde el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida Chirimoya de la Costa Tropical de Granada-Málaga.

Un desafío para los agricultores

Una de las particularidades más fascinantes del chirimoyo es su sistema de reproducción. Sus flores son hermafroditas pero presentan un fenómeno conocido como dicogamia protogínica, lo que significa que los órganos femeninos y masculinos de la misma flor maduran en momentos diferentes. Esta característica evolutiva, diseñada para favorecer la polinización cruzada y aumentar la diversidad genética, supone un verdadero reto para los agricultores.

En cultivos comerciales, especialmente en España, se ha generalizado la práctica de la polinización manual, que consiste en recolectar polen de flores en fase masculina para aplicarlo a otras flores en fase femenina. «La polinización manual incrementa el rendimiento hasta en un 300% y mejora significativamente la forma y tamaño del fruto», explica Juan Sánchez, investigador del Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea La Mayora, en Málaga.

Exigencias para el cultivo

El chirimoyo es extremadamente sensible a las heladas, lo que limita su cultivo a zonas con inviernos suaves. Requiere suelos profundos, fértiles y bien drenados, con un pH neutro o ligeramente ácido (6-7). La exposición ideal es a pleno sol, aunque tolera una ligera semisombra. En cuanto al riego, necesita aportes regulares de agua sin encharcamientos, siendo especialmente importante mantener una humedad constante durante la floración y el cuajado del fruto.

Los agricultores españoles han desarrollado sistemas de riego por goteo que optimizan el uso del agua, un recurso cada vez más valioso en el mediterráneo. La poda es otra práctica fundamental en el manejo del chirimoyo. Se realizan distintos tipos según el objetivo: formación, producción y renovación. Una poda adecuada mejora la ventilación, facilita la entrada de luz y favorece una fructificación abundante y de calidad.

Como todo cultivo, el chirimoyo afronta diversas amenazas. La mosca de la fruta (Ceratitis capitata) es una de las plagas más dañinas, ya que sus larvas se desarrollan dentro del fruto, deteriorándolo completamente. Los pulgones y cochinillas también pueden causar problemas significativos al debilitar el árbol y facilitar la entrada de hongos. Entre las enfermedades fúngicas más comunes destacan la antracnosis, que provoca manchas necróticas en hojas y frutos, y el oidio, que afecta principalmente a las hojas. El manejo integrado de plagas, combinando métodos biológicos y químicos, es la estrategia más eficaz para proteger las plantaciones.

Valor nutricional del fruto

La chirimoya es conocida por su excepcional valor nutricional. Contiene niveles significativos de vitamina C (27,7 mg por cada 100 g), vitaminas del grupo B, especialmente B6, y minerales como potasio y magnesio. Su contenido en fibra (3 g por cada 100 g) la convierte en un alimento beneficioso para la digestión. En la gastronomía española, la chirimoya se consume principalmente fresca, utilizando una cuchara para extraer su cremosa pulpa. Sin embargo, cada vez son más los chefs que la incorporan en elaboraciones innovadoras como helados artesanales, mousses, smoothies y postres gourmet.

«La chirimoya es uno de esos ingredientes que representan perfectamente la fusión entre América y España. Un fruto que llegó hace siglos y que hemos adoptado como propio, adaptándolo a nuestra tierra y a nuestra cultura gastronómica», comenta Dani García, chef malagueño con tres estrellas Michelin.

1 comentario

Alf Alf | Hace 4 días

crec que ja es ben hora que aquestos voxeros les cobrin ses costas de tots aquestos xanchullos... ja estabe de possar mal de franc.

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