La adelfa (Nerium oleander), una de las plantas ornamentales más extendidas en España, representa un grave peligro para los perros y otros animales domésticos. Esta especie, presente en parques municipales, jardines privados y medianas de carreteras de toda la geografía española, contiene potentes toxinas que, incluso en pequeñas cantidades, pueden resultar letales para nuestras mascotas. Veterinarios alertan sobre los riesgos asociados a esta planta, especialmente durante los meses de primavera y verano, cuando su floración la hace más atractiva pero también más peligrosa.
Las adelfas, conocidas por su resistencia a la sequía y sus vistosas flores rosadas, blancas o rojas, albergan en su interior glicósidos cardíacos como la oleandrina y la neriina. Estos compuestos tóxicos afectan directamente al sistema cardiovascular canino provocando síntomas que pueden manifestarse rápidamente tras la ingestión. «Bastará con que un perro mastique unas pocas hojas para que comience a experimentar vómitos, diarrea, salivación excesiva y, en casos más graves, arritmias cardíacas que pueden derivar en paro cardíaco», señala el Dr. Martín López, toxicólogo veterinario del Hospital Clínico Veterinario de Madrid.
La presencia habitual de esta planta en zonas urbanas y residenciales ha provocado un aumento de los casos de intoxicación en los últimos años, especialmente durante los paseos sin correa o en jardines privados donde los perros tienen acceso libre. Por ello, los expertos recomiendan encarecidamente eliminar estas plantas de entornos donde convivan con mascotas.
¿Por qué la adelfa es tan peligrosa para los perros?
La toxicidad de la adelfa no se limita exclusivamente a sus hojas, sino que abarca todas las partes de la planta. «Lo más preocupante es que todos sus componentes son peligrosos: las hojas, las flores, los tallos, e incluso el agua en la que se colocan flores cortadas», explica el veterinario especializado en toxicología animal. Esta característica multiplica el riesgo, ya que incluso restos caídos o podas abandonadas pueden suponer una amenaza.
Los glicósidos cardíacos presentes en la adelfa actúan de manera similar a la digoxina, un medicamento utilizado en cardiología, pero en dosis incontroladas. Al ser ingeridos, estos compuestos afectan directamente a las proteínas responsables del bombeo de sodio y potasio en el músculo cardíaco, lo que provoca alteraciones en el ritmo y la fuerza de contracción del corazón.
«La evolución de la intoxicación suele ser rápida y, en muchos casos, fatal si no se trata a tiempo», advierte la Dra. Ana Fernández, del Centro de Veterinaria de Urgencias de Barcelona. «Tras la ingestión, pueden aparecer síntomas como vómitos, diarrea y dolor abdominal en menos de dos horas, seguidos de alteraciones cardíacas graves entre las 6 y 12 horas posteriores».
Síntomas de intoxicación por adelfa en perros
Reconocer los síntomas de envenenamiento por adelfa puede salvar la vida de nuestra mascota. Los signos clínicos más comunes incluyen:
Síntomas digestivos: Suelen ser los primeros en aparecer e incluyen vómitos (a veces con presencia de sangre), diarrea, salivación excesiva y dolor abdominal intenso.
Alteraciones neurológicas: El animal puede presentar temblores, debilidad muscular, ataxia (descoordinación al caminar) y, en casos graves, convulsiones.
Problemas cardiovasculares: Quizás los más peligrosos, abarcan desde arritmias y bradicardia (disminución de la frecuencia cardíaca) hasta colapso circulatorio y paro cardíaco.
Signos respiratorios: Respiración dificultosa y jadeo excesivo, que reflejan tanto el malestar general como problemas cardiopulmonares secundarios.
Ante la sospecha de que un perro haya ingerido cualquier parte de una adelfa, la Asociación de Veterinarios Españoles Especialistas en Pequeños Animales (AVEPA) recomienda acudir inmediatamente al centro veterinario más cercano, sin intentar inducir el vómito por cuenta propia a menos que un profesional lo indique expresamente.
Alternativas seguras para jardines con mascotas
Los propietarios de perros que deseen mantener un jardín atractivo sin poner en riesgo a sus mascotas disponen de numerosas alternativas ornamentales no tóxicas. Según Javier Martínez, paisajista especializado en jardines pet-friendly, «existen muchas especies que pueden sustituir a la adelfa ofreciendo características similares de floración y resistencia a la sequía». Entre las opciones más recomendadas destacan el árbol de Júpiter (Lagerstroemia indica), la lavanda (Lavandula spp.), el romero (Rosmarinus officinalis) o el hibisco (Hibiscus spp.), todas ellas plantas que ofrecen floraciones vistosas sin comprometer la salud de los animales domésticos.
«Una tendencia creciente en el diseño paisajístico es la creación de 'jardines caninos', espacios específicamente pensados para ser seguros y estimulantes para los perros», añade Martínez. Estos diseños incorporan especies vegetales no tóxicas, zonas de sombra, elementos lúdicos y, en algunos casos, incluso mini circuitos de agilidad integrados en el paisajismo tradicional.
¿Qué hacer si su perro ha ingerido adelfa?
La rapidez en la actuación resulta fundamental ante una sospecha de intoxicación por adelfa. Los veterinarios recomiendan seguir estos pasos:
1. Acudir de inmediato al centro veterinario más cercano, incluso si el animal aún no muestra síntomas.
2. Si es posible, llevar una muestra de la planta ingerida para facilitar el diagnóstico.
3. No administrar ningún medicamento ni inducir el vómito sin indicación profesional.
4. Mantener al animal tranquilo durante el traslado para reducir el estrés cardíaco.
El tratamiento veterinario suele incluir la descontaminación mediante lavado gástrico o carbón activado (si la ingestión es reciente), terapia de soporte con fluidoterapia, control de arritmias y, en casos graves, medicación específica para contrarrestar los efectos de los glicósidos cardíacos.
Afortunadamente, con un diagnóstico temprano y tratamiento adecuado, muchos perros consiguen recuperarse completamente. No obstante, la prevención sigue siendo la mejor estrategia ante este tipo de riesgos.