Reconoce que aún le cuesta dormir. Casi cada noche a la misma hora, que coincide justamente con la que recibió el puñetazo de un turista británico en un hotel de Magaluf donde trabajaba, se desvela. Necesita pastillas para conciliar el sueño y ha estado varios días alimentándose con una pajita. Prefiere guardar el anonimato, pero esto no resta ni un ápice de indignación al saber que su agresor, que fue arrestado por la Guardia Civil de Calvià, pudo regresar al Reino Unido cuando lo tenía previsto. «Me ha fastidiado la vida y se ha ido a su país pagando 1.000 euros de fianza», lamenta durante su entrevista concedida a Ultima Hora.
La víctima trabajaba como auxiliar de servicios en un conocido hotel de la zona. Su función se tenía que limitar a «ayudar a recepción y a controlar el acceso al hotel». El pasado día 1, sobre las 2.30 horas, vio entrar a cuatro jóvenes. Su experiencia en la zona le hace saber qué pulseras son de otros establecimientos y detectó rápidamente que tres de esas personas no podían subir a las habitaciones al no estar hospedados. «Querían subirse al ascensor y les dije que no podían estar allí. Había una chica, muy bebida, que se puso a darme empujones. Les amenacé con llamar a la Policía Local si no se iban y la joven me quitó el móvil y me lo apagó. Segundos después, en un forcejeo, uno de ellos me lanzó un puñetazo que me partió la mandíbula», rememora.
Tras esto quedó aturdido y avisó como pudo a su compañero de recepción en busca de ayuda que no encontró. «Se asomó a donde estaba y se volvió a sus labores como si nada. No llamó ni a la policía», subraya aún sorprendido por dicha reacción. Él mismo, después de volver a poner en marcha su móvil, llamó a los servicios de emergencia. Al mismo tiempo llegaron los agentes de la Guardia Civil y el vigilante de la empresa, que se encarga de la seguridad de todos los hoteles que tiene la empresa. Poco después el sospechoso fue arrestado. Y horas más tarde acabó en libertad bajo fianza de 1.000 euros. Él acabó en el hospital, donde estuvo hasta el 4 ingresado. Allí le operaron de urgencia para reconstruirle la zona dañada. «Tras recibir el golpe me tuve que aguantar la mandíbula con la mano. Se me caía», señala.
El perjudicado se encontraba realizando un curso en una academia por el que abonó 3.000 euros y ha tenido que dejar. «Esto me ha trastocado todos mis planes a corto plazo. Estaba estudiando para prosperar en mi vida laboral y ahora está todo parado. Menos mal que la directora de la academia ha entendido lo sucedido y podré reincorporarme cuando pueda a los estudios», explica.
Lo que no entiende aún es el comportamiento de la empresa donde trabaja. «Me llamaron horas después de la agresión, lo tuvo que coger mi mujer porque estaba en quirófano, para ver cuánto iba a estar de baja. Sólo les preocupaba eso», lamenta.
Ahora a él y a su mujer, con quien tiene tres hijos, sólo les queda esperar. «Mi abogado, Juan Ballester, se está encargando de todo. Lo que está claro es que ese hombre me ha provocado un marrón en mi vida», zanja.
valSolamente tiene usted el mismo refran para todos los comentarios??No se... parece preocupante... hagaselo mirar.....