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Audrey Marnay viste a Cortana

Audrey lleva el top Suzanne y el pantalón Figaro. Todo de Cortana. | E.M.

| Deià |

Audrey Marnay es modelo, actriz y madre de tres hijos establecida en París. Originalmente de la campagne francesa, es una amante de la naturaleza y busca conectarse con su magia en todas partes. Aquí la ven entre los olivares de Deià, en Mallorca, donde pasea descalza libremente por las paredes de piedra seca y susurra a los animales que se encuentra en su camino.

Llegó por primera vez a Mallorca por amor, como modelo, a finales de los noventa y desde entonces nunca ha cambiado de destino, estableciendo raíces y viendo a sus hijos crecer aquí cada verano. Se siente atraída por la energía telúrica de la Isla con un paisaje como ningún otro. Las montañas tocan el mar, eso no lo tienes en ningún otro lugar. La energía es realmente fuerte; o la amas o la odias, no hay sentimientos intermedios». Como Gertrude Stein bien dijo una vez a Robert Graves: «Es el paraíso, si puedes soportarlo».

Audrey vive en París gran parte del año, aunque no por ello ha abandonado su máxima en la vida siguiendo el lema de William Morris: No tengas nada en tu casa que no sea útil o que no consideres bello. Hace un año se centró en la cerámica en la Isla y decidió crear una línea de decoración del hogar, con una colección en lino y cerámica inspirada en los olivos, y producido en colaboración con artesanos locales en Mallorca.

Cosecha de su entorno, comenzó imprimiendo hojas de olivo en la cerámica cruda y luego pintándolas a mano. Objetos modelados y moldeados directamente de la naturaleza, literalmente servidos en bandeja, que la transportan directamente al paisaje de Mallorca desde su casa en París cada vez que sus dedos los tocan. Así es como nos lo cuenta Cortana en un texto que define con poesía su última colección, la que hoy les presentamos a través de esta mujer como fuente de inspiración de lo que somos o deberíamos ser más a menudo.

Hay muchas mujeres Cortana y todas tienen algo en común: son libres, apasionadas pero discretas. Vemos a Bel Oliver, anterior secretaria de Estado de Turismo, lucir sus piezas como nadie, a Carmen Planas, a la chef María Solivellas, a la arquitecto Elena Gracía-Ruiz y a Victoria y Ainhoa Buades, y vemos a muchas mujeres, no a una sola, que es lo bonito. Prepárense que cuando esto pase, lo del bichito, veremos cómo las fiestas se llenan otra vez de tejidos etéreos, colores naturales y caídas sugerentes. ¡Qué ganas!

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