Ha fallecido en Palma, a los 67 años de edad, el oficial de la Policía Nacional Higinio Urbano Espinosa, toda una leyenda en la lucha antidroga en Palma y, en especial, en el poblado de Son Banya, donde se convirtió en un azote de los narcos.
En los años de plomo de ETA, a principios de los ochenta, Higinio estuvo destinado en el País Vasco y siempre contaba una experiencia traumática a la que sobrevivió: su tanqueta, en la que patrullaba con otros seis compañeros, fue atacada con granadas por los terroristas y varios policías fallecieron. Higinio, cubierto de sangre, sobrevivió milagrosamente. Nunca olvidó aquel episodio.
Después, en 1985 llegó a Mallorca y dos años más tarde entró a formar parte del mítico Grupo IV de la Policía Nacional. Posteriormente, en los noventa, fue destinado al Grupo de Drogas, con el comisario Toni Cerdá y el agente José Muñoz, entre otros brillantes investigadores.
Aquellos fueron los años dorados de Higinio, que demostró ser un portentoso mando antidroga. Los narcos gitanos de Son Banya lo apodaban 'el quemado', porque tenía el pelo entre rubio y pelirrojo. En esa época, los golpes a los traficantes eran continuos y buena parte del éxito policial fue de Higinio, que tenía grandes confidentes y una capacidad titánica para trabajar. Día y noche, sin descanso.
De carácter introvertido, pero perspicaz como pocos, Higinio también estuvo destinado en el aeropuerto, de nuevo con su mentor, Toni Cerdá. Su jubilación la llevó como todo en su vida: con discreción. A pesar de ser una leyenda, nunca concedió entrevista ni quiso destacar. No era su estilo.
Era tan humilde como resolutivo y ese carácter reservado le llevó, en sus últimos meses, cuando enfermó de cáncer, a no contar nada a sus amigos. No quería preocuparlos porque Higinio nunca quiso ser una carga para nadie. Descanse en paz una buena persona y un policía irrepetible.
Cansado de este circoIntente leer entre líneas o asimilar lo que pueda ser una metáfora. Si fuera hotelero, seguramente no perdería el tiempo en este circo.