La última operación policial practicada en Son Banya ha puesto de manifiesto lo que era un secreto a voces: los grandes e históricos clanes que operaban desde hace más de 40 años han desaparecido, las nuevas generaciones se han independizado y en el poblado reina la anarquía en la venta de droga.
Agentes de la Policía Nacional y Guardia Civil, en el marco de la denominada ‘operación Fibló’, han detenido a un total de 21 personas con la incautación de algo más de seis kilos de cocaína. Nada más iniciarse el dispositivo, los policías descubrieron que los clanes gitanos disponían de hasta diez puntos de venta de drogas ubicados en la entrada del poblado, es decir, en casetas independientes y separadas de las chabolas donde residen.
En la actualidad los responsables de la entrada, venta y distribución de la droga son los clanes de ‘El Calé’ y ‘El Corchero’, que son primos hermanos y trabajan de forma conjunta en el tráfico de drogas; ‘El índio’, un delincuente que trabajaba anteriormente para el clan de ‘El Ove’ y que cuando le empezó a ir medianamente bien decidió independizarse y poner un puesto por su cuenta. ‘La Tailla’, hermana de ‘El Ove’, regenta el negocio familiar junto con uno de sus hijos: Juan, conocido como el ‘Overito’.
El único punto que vende heroína lo regenta ‘El Nano’, conocido como ‘El Gordo’, que es nieto de ‘La Paca’. Y finalmente, dos de las casetas de mayores ventas son propiedad de ‘El Pepino’ y de sus hermanos, ‘Los Pepinillos’.
El pasado martes, los narcos eran conocedores de que estaba prevista la llegada de fuertes lluvias y de que los compradores suelen adelantar sus compras cuando se activan las alertas por meteorología adversa. Por ese motivo, tenían una gran cantidad de droga distribuida entre la decena de puntos de venta abiertos al público. En el dispositivo se incautaron de un kilo de cocaína e importantes cantidades de heroína.