Las últimas horas han sido toda una odisea para un grupo de mallorquines que pasadas las cuatro de la tarde del martes despegaron desde Son Sant Joan. Teóricamente rumbo a Valencia y a bordo de una aeronave de Vueling que acabó siendo reconducida hacia Alicante ante la irrupción de la DANA sobre la capital del Turia y la aplicación de los protocolos de emergencia. «Nos desviaron a Alicante y, una vez allí, Vueling nos metió en un autobús con destino a Valencia», arranca su relato Xavi Vergés, uno de los protagonistas de una madrugada que tardará en olvidar, pero que en su caso ha tenido final feliz, pues a primera hora de la mañana lograba volar de nuevo hacia Palma.
«No éramos conscientes del desastre, la verdad es que ha sido de película», refiere Vergés, quien pudo mantener contacto en todo momento con su familia «dosificando la batería del móvil, porque además había poca cobertura, aunque nunca tuvimos sensación real de peligro», apunta este mallorquín que con el paso de los kilómetros empezó a conocer el alcance de la tragedia y del fenómeno atmosférico. «Íbamos por la A-7 y empezamos a ver camiones volcados... hasta que nos quedamos parados. Tuvimos que hacer la noche en el bus, sin comida ni bebida y con pocas noticias por parte de Vueling, por no decir que ninguna...», prosigue este testigo isleño, desde cierta distancia, del drama.
«Con el paso de las horas, nos sorprendieron los vídeos y fotos que llegaban a los teléfonos y a eso de las dos y media de la madrugada, la Guardia Civil volvió a abrir la vía y nos permitió dar marcha atrás y volvimos hacia Alicante». Una vez allí, Xavi se puso manos a la obra para intentar tener un billete de regreso a Mallorca, que ha tomado a las 7, pisando de nuevo Mallorca para la tranquilidad de sus familiares, «aunque nunca tuvimos esa sensación de peligro que se ha visto en otros lugares y por vídeos», señala, a la vez que lamenta la actitud de la aerolínea ante una situación de crisis como la vivida.
Incomunicados
Eva García, una mallorquina residente en Palma, esta mañana respiraba por fin tranquila. Estuvo muchas horas sin saber nada de su hermana Elena, su marido y sus hijos, que residen en la localidad valenciana de l'Eliana. «Intentamos ponernos en contacto con ellos pero estaban sin internet y sin línea de teléfono», explica a Ultima Hora.
Elena, también mallorquina, reside en la Comunidad Valenciana, donde se fue a estudiar y se casó. Allí formó una familia. Este martes vivió en primera persona la pesadilla de la DANA. «Me ha contado que fue a las 3 de la tarde a buscar a los niños al colegio y de repente se les hizo de noche. Les costó mucho llegar a casa, porque hacía mucho viento en ese momento y casi no podía mover el volante», relata Eva.
Al llegar a la vivienda familiar, ubicada a la altura de Ribaroja, pero en la otra parte del río, se encerraron. «Su terraza ha quedado destrozada y han caído varios árboles durante la noche. Uno de ellos estuvo golpeando durante horas la fachada», cuenta Eva. Tampoco olvida la mallorquina el lamento de su hermana al ver el desastre tras el paso de la DANA. «No se cansa de repetir que los colegios tendrían que haberse suspendido ayer, porque el temporal se veía venir y estaban avisados», subraya.
Quien hace muchos años reside en la zona es el exnadador mallorquín Marco Rivera, quien además de ser presidente de la Federación de Natación de la Comunidad Valenciana, trabaja en Renfe y conoce de primera mano la afectación de la DANA sobre la red ferroviaria. «Lo nunca visto, una catástrofe», refiere el dos veces olímpico isleño, que destaca el daño en la zona de la Horta Sur, «con unas cantidades que nunca se han visto... y ahora empieza a verse en la ciudad, pero va a ser difícil de cuantificar y recuperar todo este desastre», explica el ahora dirigente.
«No se puede subir de Alicante a Valencia, las principales líneas están cortadas y quedan muchas zonas a las que llegar», prosigue el técnico de Renfe mallorquín, quien en su entorno no tiene constancia de víctimas, aunque sí de los importantes daños materiales «por lo que nos respecta como federación, en piscinas e instalaciones deportivas. Nosotros estamos para ayudar ahora y hemos puesto nuestros recintos a disposición de quien lo necesite. Es una situación de emergencia y debemos actuar como tal», comenta.
En sus años de vida en Valencia, asegura que «jamás se había visto algo así... ha arrasado con todo, por lo que sé, las vías del tren está afectadas, además de lo que se ve en carreteras, viviendas y demás», apostilla Rivera, quien sólo espera «que no tengamos que lamentar más víctimas».
María Verger es una mallorquina que reside en la localidad de Alginet y que vivió desde su domicilio una tarde de pesadilla, sin tener que lamentar daños más allá de los materiales de su barrio. «Sobre las cuatro de la tarde se desató un fuerte viento y una lluvia torrencial en Alginet, a la altura del barranco», explica. «Se cayeron muros, árboles, partes de la fachada. Los cristales se movían y volaban varios objetos. Duró apenas unos minutos, pero no dejó de llover en toda la tarde y noche. La luz se fue en nuestra zona entre las cuatro y las siete, aunque tengo constancia de otras zonas del pueblo en el que la electricidad aún tardó un poco más en volver», proseguía.
Pese a que las condiciones han mejorado, a lo largo de la mañana de este miércoles han seguido sufriendo algunos cortes de luz puntuales, aunque el suministro regresa de inmediato. La calma tensa se respira en esa localidad y en toda la zona, temiendo que un posible cambio de tiempo pueda volver a afectar a la zona.