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Vecinos de El Molinar agreden a una pareja de argelinos cuando trataban de acceder de nuevo a la casa okupa

La propiedad del inmueble ordenó tapiar los accesos y la Policía Nacional impidió que forzaran el acceso

Imagen de la puerta tapiada de la vivienda en la que vecinos del Molinar entraron para hacerse con los objetos que un grupo de argelinos había robado y que okupaban hasta el conflicto que mantuvieron con residentes de la zona. | Teresa Ayuga

| Palma |

Grave altercado en la barriada de El Molinar de Palma. A última hora de la noche del pasado miércoles, una pareja de argelinos (exmenas) que fueron expulsados a la fuerza de la casa okupada donde residían en la barriada, regresaron de nuevo a la vivienda con la intención de recuperarla. En ese momento, una multitud de vecinos del barrio, que estaban montando guardia en la zona, se percataron del intento de acceder al inmueble y se lo impidieron.

La pareja de argelinos (chico y chica) tomó una actitud muy prepotente y provocadora a la vez que hacían frente a los residentes. En un momento dado, según fuentes consultadas por Ultima Hora, varios de los vecinos propinaron un serio correctivo al varón, dejándolo seriamente herido. Fue entonces cuando la pareja emprendió la huida para no seguir recibiendo golpes y llamaron a la Policía Nacional. Rápidamente, los agentes se personaron en el lugar y se entrevistaron con los chicos.

Los funcionarios policiales preguntaron a los argelinos si tenían algún tipo de documentación que acreditara que esa era su vivienda y éstos le dijeron que no. Acto seguido, les invitaron a que se marcharan, les brindaron la oportunidad de denunciar la agresión en comisaría y de interponer las acciones pertinentes si consideran que tienen algún derecho sobre la casa. También les informaron de que el legítimo propietario de la vivienda había tapiado los accesos.

Por otra parte, tanto la Policía Local de Palma como el Cuerpo Nacional de Policía están muy atentos al paradero de los argelinos expulsados del Molinar. Son conscientes que en las próximas horas volverán a okupar una vivienda en otro barrio para establecerlo como centro de operaciones para futuros delitos.

En los últimos meses Mallorca ha registrado cuatro graves estallidos raciales entre clanes gitanos, por un lado, y argelinos y subsaharianos por otro. Primero fue en Son Gotleu, después el terremoto se propagó a las calles de s'Arenal y posteriormente la barriada de Son Oliva fue el escenario de más enfrentamientos. La Policía Nacional y la Guardia Civil están en alerta máxima, desplegados día y noche, para evitar un baño de sangre.

A finales de mayo, los vecinos de Son Gotleu se echaron a la calle para denunciar que un grupo de argelinos, algunos de ellos exmenas, se había adueñado de parte de la barriada y robaban a diestro y siniestro, colocados bajos los efectos de las pastillas Lyrica. Entraron en algunas casas de la zona y atracaron comercios. Al final, la indignación se propagó por Son Gotleu y algunos de los clanes gitanos tomaron la justicia por su mano y lincharon a los norteafricanos, que se escondieron atemorizados. Luego, una manifestación rubricó el mensaje: los argelinos no eran bienvenidos.

Pasaron algunos días de relativa calma hasta que poco después, a principios de junio, la tensión se trasladó a s'Arenal. Corrían rumores de que los exiliados de Son Gotleu se habían refugiado en la calle Berlín y en un local okupado de la calle Marineta. En realidad, los argelinos que estaban robando eran los mismos que llevaban haciéndolo desde hacía meses y algunos llegados desde Son Gotleu. A principio del mes de julio le tocó el turno a Son Oliva, donde unas 25 personas participaron en una batalla campal nocturna, entre familias gitanas y subsaharianos. De nuevo, el trasfondo del tráfico de drogas, tan lucrativo, parece ser que está detrás de los choques. Las Fuerzas de Seguridad siguen en máxima alerta, desplegadas día y noche en los puntos más calientes, y de momento han evitado que la situación se vaya de las manos

Ahora, el nuevo foco de violencia está fijado en la calle Llucmajor del Molinar. La avalancha de pateras y de más de 40 menores (MENAS) que se suman a los centenares ya acogidos en Mallorca, está agravando una situación muy tensa y de difícil solución. El estallido racial es una realidad.

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