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La historia se repite en el Arenal ¿otro éxodo argelino forzado?

La isla contempla los movimientos de la comunidad señalada y crece tanto el racismo como el sentimiento de rabia hacia la delincuencia

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Cualquier enigma que se precie comienza con una pregunta sin respuesta: ¿Han provocado los argelinos un aumento de la delincuencia en cada barrio en el que están o cada barrio por el que pasan se apunta a la reivindicación de la paz para expulsar a una nacionalidad que no ha sido bien recibida? Posiblemente, ni la una ni la otra. Un cóctel de ambas que está convirtiendo el éxodo forzado de los argelinos en una especie de cruzada contra la violencia que persigue buenos objetivos aún basándose en fundamentos que no son del todo nítidos. Sea como sea, la historia se repite. Son Gotleu lo vivió en primer término y en los últimos días, es S'Arenal quien tiene la pelota en el tejado.

Si los vecinos del distrito costero, jaleados por los clanes gitanos, logran expulsar a la comunidad argelina conflictiva de S'Arenal, qué ocurrirá con los argelinos que conviven pacíficamente en un barrio revuelto contra su nacionalidad? Algunos vecinos apuntan que este tipo de movilizaciones con un mensaje tan contundente y tan fácil de diluir en el racismo sólo provocará que los argelinos se vean obligados a cambiar de barrio, cometan o no delitos. Otro éxodo forzado en el que los residentes empiezan a verse envueltos. Los vecinos se sienten en mitad de una lucha de poder que les empuja a satisfacer los intereses de unos poniéndose en contra de los otros, y viceversa. Los intereses verdaderos del Arenal, expuestos en los medios de comunicación desde hace años, se han perdido en el tiempo.

Fuentes policiales confirman la agresividad de este grupo de jóvenes conflictivos, no existen dudas al respecto; son peligrosos y lo que es peor, adictos, ya que sin opción a desintoxicación y sin capacidad de control, inyectan aún más intensidad a sus atracos, palizas y robos violentos. Cuentan testimonios que no se quedan cortos a la hora de agredir, cumplen sus amenazas y la inseguridad es inevitable. Lo curioso es que el Arenal lleva clamando contra el incivismo y los delitos de robos y agresiones desde hace más de una década. En este tiempo, ni administraciones, ni los clanes gitanos que hoy se plantan al frente de esta reivindicación, han tomado cartas definitivas en el asunto. ¿Qué ha hecho que sí se haga contra los argelinos? La violencia desmesurada que usan es una de las claves, el 'no tener nada que perder'; pero a la vez, es fácil diagnosticar que si la reivindicación fuera, verdaderamente, acabar con la delincuencia, ni sólo son los argelinos los que la protagonizan ni todas las demás etnias y orígenes presentes en la comunidad 'arenalera' tienen su historial pulcro.

Los disturbios de Son Gotleu marcaron el inicio de la concatenación de hechos en S'Arenal

La crónica de una expulsión anunciada

Tras los disturbios de Son Gotleu, un grupo de argelinos con los que logra hablar este periódico a principios de junio, confirman que algunos de los delincuentes del barrio se han refugiado en Playa de Palma. Explican las dificultades que sienten al llegar y los robos que empiezan a cometer, en primer lugar, para llevarse algo a la boca. Defienden que la religión musulmana no les permite hacer muchas de las cosas de las que se les acusa pero también explican que el abuso de las drogas hace perder el control a sus compatriotas. Proceden de un distrito muy violento en su país, llegan aquí y aunque otros jóvenes argelinos tratan de ayudarles para que se comporten dignamente, para muchos es tarde. Ya no tienen esperanza. Prefieren robar, pegar y sembrar el terror. Ellos mismos expresan de forma contundente: «no nos representan».

Los dos jóvenes argelinos entrevistados por Ultima Hora

Algo cambió tras Son Gotleu

La posibilidad de que los jóvenes argelinos de Son Gotleu se refugiaran en S'Arenal provocó un efecto espejo que se contagió rápidamente en las calles. Un 'palo' hizo estallar todo lo demás. Al parecer, el pasado miércoles, una mujer de avanzada edad sufrió el robo de su teléfono móvil y sus objetos de valor. Los delincuentes la agredieron. Sin saber cómo, la siguiente escena consistió en unos 200 gitanos tratando de linchar a los argelinos acorralándoles en el edificio 'okupado' en el que se habían resguardado. El mensaje «echarles del barrio» fue instantáneo. Creció rápido como la pólvora, construyendo exactamente la misma secuencia de hechos que tuvieron lugar en Son Gotleu.

Los vecinos grabaron imágenes del tumulto desde las plantas superiores:

La Policía Local de Llucmajor logró negociar con la comunidad gitana para que abandonaran la violencia, ya que los vecinos que se encontraban presentes aseguran que fueron los argelinos los que requerían auxilio, en aquel momento, por la desproporción. Y es que, sin duda, la comunidad gitana de esa zona es muy amplia, como también lo es su dominio y control del área. Dentro de esa gran comunidad, que vive y trabaja en el barrio desde hace muchos años, también se encuentran algunas de las figuras de la venta de drogas en la zona. Un clan que la ha controlado durante años. Por eso, cuando parte de los argelinos quisieron también un trozo del pastel, la animadversión entre los dos colectivos creció como la espuma.

El jueves 6 de junio, el local que les da cobijo, se tapia. Una decena de agentes vigilan las inmediaciones para evitar nuevos altercados. Por la tarde se convoca la protesta pacífica que se centra en pedir su expulsión. La alcaldesa de Llucmajor, Xisca Lascolas, confirma a los medios que «los argelinos se han marchado»; los vecinos, sobre todo los que decidieron no salir a la calle, se hacen la misma pregunta: ¿Y si se van dónde irán? El inspector jefe de la Policía Local de Llucmajor, Sergi Torrandell, por su parte, precisó que «no está confirmado que los argelinos sean los que estaban en Son Gotleu» y que algunos «fueron acompañados para recoger efectos personales» que se encontraban en el edificio okupado.

Policía Local y Guardia Civil han mantenido numerosas patrullas en la zona para evitar altercados

Con un sentimiento, en teoría, compartido por todos, se esperaba una concentración masiva el pasado jueves y aunque tuvo seguimiento (acudieron unas 400 personas), no cumplió la expectativa que se esperaba; sobre todo porque no se había convocado con permiso ni autorización. La reivindicación ha ido perdiendo fuerza y los afectados comienzan a ver que el grito común debe ser por la paz y contra la inseguridad. Muchos vecinos sienten que se les está utilizando para echar a un colectivo que molesta para recuperar el control de la delincuencia. Otros siguen a pies juntillas los gritos de 'por un Arenal tranquilo' o 'el Arenal somos todos' sin dudar de su origen reivindicativo. Aunque una imagen vale más que mil palabras. La concentración de este viernes fue a menos en vez de a más. Suceso más que curioso cuando tan sólo 24 horas antes, parecía que el apoyo al clamor de los clanes gitanos era unánime.

A la hora de la convocatoria, la plaza estaba totalmente vacía
A pesar de la no existencia de público, la Guardia Civil se desplegó por si surgía algún conflicto

Quizá, sólo con la amenaza de 'tomarnos la justicia por nuestra mano' S'Arenal haya logrado el objetivo que persiguiera, si éste pasaba por echar a los argelinos que se disputaban el control con los clanes gitanos. Si se van, esta comunidad tendrá que volver a ubicarse en otro lugar de la isla en el que, con mucha probabilidad, se encuentren con otra cadena de rechazo que agrave, aún más si cabe, esta situación de convivencia que ya no sólo afecta a Son Gotleu o a S'Arenal, sino a toda Mallorca.

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