Pocos han dormido en Son Gotleu en las últimas 24 horas y los que lo han hecho, han cedido vencidos por el cansancio, la angustia y la preocupación; sobre todo tras encerrarse en sus casas después de que el pasado lunes, una batalla campal volviera a colocar al barrio en el ojo del huracán. La tranquilidad se ha convertido en un bien demasiado preciado al que los vecinos ya no tienen acceso: «Estoy muy asustada, ni siquiera puedo salir a la calle», cuenta una vecina; «muchos vecinos tenemos miedo, como mucho voy a comprar el pan y vuelvo a casa hasta el día siguiente por la mañana; este martes iba a bajar a la calle un rato pero ni eso, mis hijas ya se han encargado de llamarme para decirme que ni se me ocurra salir», explica.
No es la única en esta situación, muchos vecinos, la mayoría de avanzada edad, viven con el corazón en vilo tras los últimos acontecimientos. «Es cierto que no nos van a pegar a nosotros, eso lo sé, porque se pegan entre ellos; pero ¿y si te da una piedra o cualquiera de las cosas que tiran? El barrio se había pacificado y ahora todo está patas arriba», narra otro testimonio.
Algunos de estos vecinos asustados toman partido: «Los gitanos tienen razón, ahora quieren éstos echarnos a la calle; los gitanos no quieren a los argelinos y los payos tampoco los queremos», dice un vecino cargando contra el grupo de jóvenes argelinos que parecen ser el objetivo actual de Son Gotleu. Aunque, por otro lado, fueron precisamente cuatro jóvenes argelinos los que resultaron heridos en la batalla campal del lunes.
Cuatro jóvenes de nacionalidad argelina resultaron heridos en la batalla campal
Ellos mismos explicaron a la Policía que se encontraban sentados en un banco cuando, de repente, un gran grupo de personas armado con palos y otros objetos contundentes les empezaron a agredir sin motivo aparente. Acabaron requiriendo traslado a un centro hospitalario para su asistencia. En un primer momento, los agentes lograron calmar la situación pero poco después, una multitud de unas 200 personas comenzó a lanzar objetos contra las patrullas policiales e incluso llegaron a cortar la calle con un contenedor incendiado.
Se estableció un dispositivo policial y se tomó literalmente la barriada. «En vista de la situación y que el tumulto de personas no deponía su actitud, con lanzamiento de objetos contundentes y ante el peligro para las personas, se hizo uso de material antidisturbios consiguiendo de manera progresiva que la masa hostil se disolviera», según explicó la Policía Nacional en un comunicado. Se tuvo que requerir la presencia de los bomberos para extinguir los fuegos producidos. Una vez finalizado el incidente, los agentes localizaron al cuarto herido que también fue trasladado a un centro médico con heridas en la pierna.
Precisamente, esos cuatro heridos forman parte del grupo de argelinos contra el que cargan vecinos y otros colectivos que, hasta el momento, también habían sufrido desavenencias entre ellos, como los clanes africanos (mayoritariamente nigerianos y marroquíes) contra los clanes gitanos. Ahora, tanto ellos como el resto del barrio, se ha unido contra los jóvenes, de entre 19 y 21 años, procedentes de Argel. Lo han hecho hasta al punto de una amenaza directa: «O se van ellos, o los echaremos nosotros a las bravas».
«Han llegado hace poco y pretenden echarnos de Son Gotleu»
Los argelinos alegan no haber hecho nada para provocar el estallido pero, según apuntan otras fuentes, tienen numerosos antecedentes policiales y protagonizan robos en el barrio. Asimismo, les acusaron, el pasado lunes, de intentar abusar de una joven en un portal del barrio, motivo que según explican algunos vecinos, habría encendido la pelea y no así el atropello de un pequeño del que se informó en un primer momento.
«El problema es que su actitud es la de robar por robar y tampoco puedes dejar la casa sola, la ocupan y lo rompen todo. Han llegado hace poco y pretenden echarnos de Son Gotleu. No lo vamos a permitir.», explica otra vecina con intención de tomarse la justicia por su mano. Pero ésa es precisamente una de las cuestiones que está complicando el trabajo policial. Los agentes mantienen vigilada y hasta sitiada la barriada para evitar una reyerta de extrema violencia como la del pasado lunes. Lo lograron durante la tarde del martes, aunque tuvieron que disolver un nutrido grupo de personas ocultas bajo pasamontañas que pretendían atacar de nuevo a los argelinos armados con palos y bastones. La Policía Nacional mantuvo el equilibrio, a la vez que procedió a diversas identificaciones y registros en los que acabó incautando «bastantes palos, tubos de tubería y bates de béisbol», describe un testigo. Los agentes cuentan con la colaboración ciudadana que, durante estos días, trata de dar el aviso lo antes posible para evitar males mayores; por ello, el dispositivo se alargará durante los días necesarios para lograr rebajar la tensión producida.
¿Un problema de raza, narcotráfico o falta de recursos?
¿Es en realidad la convivencia entre una raza y otra la causante de la violencia? Si la multirracialidad fuera el verdadero problema, los conflictos entre clanes se trasladarían a todas las edades y no es, precisamente, lo que ocurre en el barrio de Son Gotleu, de Palma. Allí, mientras niños y jóvenes de todas las edades y razas conviven en los centros escolares sin ningún tipo de confrontación; son los clanes adultos los que acaban batallando en las calles usando sus razas como estandarte de batalla.
Asimismo, las condiciones del barrio llevan indignando a los vecinos durante años, cuyas protestas por sentirse abandonados han llegado a todas las esferas. Degradación, incivismo, suciedad, desatención política, estado de las viviendas e inseguridad son algunos de los elementos que, para los vecinos, han intoxicado un caldo de cultivo que ha dado como resultado violencia durante más de una década.
Otros, apuntan al dominio del narcotráfico como elemento instigador de las batallas de poder entre clanes; algo que, de hecho, ha producido multitud de episodios anteriores. En 2012 se produjo uno de los más recordados, cuando la muerte de Efosa Okosun, joven nigeriano de 28 años, confrontó a los clanes gitanos y africanos. La historia del barrio se mantiene cíclica, colocando de nuevo a una raza como la causante de los estallidos de violencia. Puede que lo sea realmente o que la idiosincrasia de Son Gotleu haya llegado a un punto de no retorno.