Una multitud se acercaba ansiosa al punto exacto del derrumbe tras oír el terrible estruendo causado por el suceso. Los vecinos de los portales colindantes, los turistas que presenciaban la escena desde las terrazas de al lado y que han saltado rápidamente al extenderse el polvo y los gritos, los que descansaban sobre la arena; segundos antes de la impresionante nube de humo que ha sepultado primera línea, nada hacía presagiar en Playa de Palma que se avecinaba una catástrofe.
Los primeros instantes se sucedían entre demandas de ayuda y dificultades para respirar, ya que entre el polvo de los escombros y la tensión del momento, la confusión era inevitable. Rápidamente, los primeros en llegar comenzaban a señalar hacia la planta superior, hundida sobre la otra. En el suelo, además de los escombros, se descubría a los primeros heridos. La reacción en la zona era unánime, decenas de personas tratando de ayudar a los heridos y afectados hasta la llegada de los equipos de Emergencias.
Una vez allí, se establecía un perímetro para trabajar de forma segura y proteger a las personas que se encontraban aún bajo los escombros. Aún así, el balance era fatal: cuatro personas han perdido la vida en el derrumbe de la terraza del Medusa y hay una quincena de heridos, la mitad de ellos en estado grave, por lo que la cifra de fallecidos podría incrementarse lamentablemente en las próximas horas.