Una profunda y exigente investigación intentará esclarecer los motivos que han llevado al choque de dos aviones en la mañana de este martes en una de las pistas del aeropuerto de Palma. Una colisión que, por fortuna, se saldó sin heridos pero que será analizado por los expertos y las entidades responsables de la seguridad en el recinto aeroportuario. El concreto, será la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil (CIAIAC) la que se hará cargo de las pesquisas, cuya duración se desconoce, aunque se intentará conocer las versiones de todas las partes implicadas.
Los hechos ocurrieron sobre las nueve de la mañana de este martes, cuando una aeronave de la compañía Cóndor que debía cubrir la ruta entre Palma y Frankfurt y otro de Air Europa que se hallaban realizando maniobras en tierra han colisionado en el recinto aeroportuario. Un incidente saldado únicamente con daños materiales como la rotura del dispositivo izquierdo de punta alar (Winglet) del ala izquierda del avión de Air Europa, y que no afectó a la operatividad del aeropuerto mallorquín. La velocidad de ambas aeronaves evitó en buena medida consecuencias de mayor calado.
Una avería y un percance que deja en tierra ambas aeronaves hasta ser sometidas a una exhaustiva revisión y reparación de los daños sufridos, con las consecuencias económicas y logísticas que ello conlleva para ambas compañías, cuyos equipos de mantenimiento deberán revisar a fondo las zonas dañadas para poder reactivar la programación de los aviones afectados.
Zonas muertas
Fuentes consultadas por este diario aseguran que este tipo de colisiones «han sido y son más frecuentes de lo que la gente se puede imaginar», asegura un piloto ya retirado, quien recuerda que «hay zonas muertas y el avión es alto y mucho ancho... Pero si se siguen las líneas que hay sobre la pista, no debe haber obstáculos y no deben ocurrir estas cosas», añade. A la par, ratifica que, para las aerolíneas implicadas, «un avión en tierra supone una elevada pérdida, porque ahora deben ser repasados a fondo y hacer un examen de seguridad antes de que vuelvan a volar», destacando que el momento de las maniobras y su velocidad disminuyeron las secuelas de la colisión.
A la espera de que avance la investigación, sus resultados y conclusiones finales quedarán registrados en un informe que recogerá en sus páginas toda la información acumulada en referencia a los hechos arelacionados con el accidente o el incidente en este caso. El análisis, las conclusiones y las recomendaciones de mejoras en la seguridad serán otros campos que plasmará el informe de la CIAIAC, entidad dependiente del Ministerio de Fomento que posee personal y recursos propios para llevar a buen puerto su actividad, aunque en ocasiones podría recurrir a una colaboración puntual de organismos y especialistas externos que aporten más luz a las pesquisas.
Una voz autorizada dentro del sector aéreo en Baleares y a nivel nacional es la de Tomás Cano. Su experiencia durante décadas en compañías como Air Europa, Hispania, Centennial, Spantax, BCM, Oasis o Aerocancún avalan al ejecutivo, ya retirado, quien atendió a Última Hora para remarcar que este incidente acaecido en Son Sant Joan «debe ser investigado, porque esos aviones no pueden salir así como así tras un golpe. No sabes a lo que puede afectar y por ello, precisan de una revisión a fondo», aseguraba.
Desconoce Cano los motivos exactos, «a falta de lo que aporte la investigación» y al no tener constancia «de las maniobras que se realizaban», aunque comparte el hecho de que estas incidencias «pueden parecer extrañas, y esta vez nos ha tocado aquí, pero pasa en muchos sitios en todo el mundo. Yo lo he visto en Estados Unidos, el Caribe, otras ciudades europeas, Asia...», recordando que «sin información, es complicado conocer a ciencia cierta los motivos que han llevado a este choque».
Ahora, Cano explica que será «un equipo experto de técnicos el que vea y analice cuáles son exactamente los daños estructurales que puede haber causado, y que pueden ser internos de la aeronave incluso», aunque señala también que «es un problema que puede tener a estos aviones un tiempo en tierra, con lo que supone a nivel económico y de programación, por los inconvenientes que acarrea», añade el experimentado ejecutivo, que aunque no lo señala como la principal causa, apunta que «la presión para sacar adelante los vuelos por parte de las compañías, genera tensión extra y no ayuda».