Dadas las dimensiones de Mallorca, especialmente en la Serra de Tramuntana, la existencia de numerosos desfiladeros secos y acuáticos ha terminado desembocando en la popularización de deportes como el descenso de barrancos, con más de 70 itinerarios equipados que uno puede realizar en la Isla. Los aficionados aseguran que «son capaces de ponerte a prueba física, técnica y psicológicamente». Pero también resultan sumamente peligrosos. La Isla, por ejemplo, acumula un buen número de accidentes fatales. El de este lunes, que se cobró la vida de Luis París Musolas, de 37 años de edad, y Martín Prado Mestre, de 27, vecinos ambos de Palma, en el torrente de Lassarell, se suman a una larga lista fatídica.
El 24 de enero de 2017 falleció una mujer de 46 años en el torrente de Coanegra, entre Orient y Bunyola, al sufrir un accidente mientras realizaba barranquismo. Era madre de tres hijos y vecina de Palma. El suceso se produjo cuando la excursionista descendía por el Salt des Freu, una de las caídas de agua del torrente, que debido a las lluvias de los últimos días acumula un gran caudal. La mujer cayó al agua en el transcurso del descenso, quedó enredada con las cuerdas y no pudo salir del agua para respirar, por lo que murió ahogada.
Otro accidente mortal sucedió en 2019. Joaquín Muñoz, de 59 años, era un veterano barranquista, experimentado, acostumbrado a la montaña y a los terrenos escarpados. Un referente en el gremio, federado en el Club Món Aventura, que nunca se desprendía de su cámara. El 11 de julio de 2019 perdió la vida al caer desde unos 60 metros de altura en el Torrent de ses Òlibes de Deià, cerca de sa Foradada. Muñoz iba acompañado por un grupo de siete amigos, que quedaron totalmente en shock. Cuatro de sus acompañantes estaban en medio del barranco, a la espera de ser rescatados.
El 20 de enero de 2020, otra tragedia en un barranco. David Cabrera, barranquista de 34 años de edad y campeón de Baleares de apnea, desapareció cuando practicaba barranquismo en el Torrent de na Mora, entre Fornalutx, Sóller y Escorca. El operativo de búsqueda tuvo que suspenderse en varias ocasiones debido al temporal Gloria. Durante largas jornadas, los GEA de la Guardia Civil buscaron a David por el torrente, pero no hallaron ni rastro del barranquista. Se montó un intenso operativo, con la participaron también de miembros de Protección Civil, bomberos y hasta geólogos, que analizaron posibles movimientos de tierra y sedimentaciones. El cuerpo nunca pudo ser recuperado.