«Esto va a ser una feria». Un ciudadano pronosticaba este lunes por la mañana, a las puertas de la Audiencia Provincial, cómo se iban a desarrollar las sesiones del caso Cursach. La principal atracción, el empresario Bartolomé Cursach, tomaba un café con leche en la terraza del bar Central, a las 9.30 horas, junto a su abogado, Enrique Molina, su mujer y el ex inspector de la Policía Local de Palma Antoni Bergas. El magnate del ocio nocturno, vestido con camisa blanca de manga corta y vaqueros, ha accedido al edificio judicial cogido de la mano de su mujer, que no ha podido entrar por cuestión de aforo.
El recinto de la «feria», la Audiencia Provincial de Palma, se ha llenado de periodistas, de medios de comunicación locales y nacionales, que esperaban a los 23 encausados en el macrojuicio por la trama de presunta corrupción policial, empresarial y política. Los redactores y fotógrafos se han apostado tras unas vallas azules de plástico y, a continuación, han subido a la biblioteca y a la sala de prensa, ambas situadas en la primera planta, desde donde han seguido la primera sesión de la vista oral por televisión. Los abogados se han repartido en dos salas y los acusados, en una.
En frente de la sede judicial hay una marquesina de la parada de bus de la EMT con un cartel publicitario de BCM y Titos Calvià Beach. Una bola de espejos, típica de discoteca pero con forma de corazón, separa los nombres de los dos complejos que tiene Bartolomé Cursach Mas, cuyas siglas dan nombre a uno de ellos. La publicidad también forma parte del decorado de la feria.
La feria, que está abierta para todos los públicos, ha acogido a las diez de la mañana una manifestación de una treintena de personas en apoyo de los implicados en el caso Confeti, que también ha empezado este lunes en la Sección Segunda y se prolongará hasta el viernes. Doce jóvenes de Arran se enfrentan a penas que suman 29 años de cárcel por una protesta contra la saturación turística en julio de 2017. Los acusados, integrantes de la organización juvenil de izquierda independentista, irrumpieron en un restaurante del Moll Vell de Palma con bengalas, tirando confeti y gritando contra el overbooking turístico.
Los procesados, según el escrito de la Fiscalía, desplegaron una pancarta con la frase en inglés «El turismo mata Mallorca» y lanzaron confeti a los clientes que se encontraban en la terraza del establecimiento a la vez que les animaban a organizarse contra el turismo. Están acusados de un presunto delito de desórdenes públicos.
Bartolomé Cursach y Bartolomé Sbert, mientras tanto, esperaban sentados en un banco del patio de la Audiencia de Palma a que la agente judicial les llamara para entrar en la sala. Las mujeres de Cursach y Jaime Lladó, ex director de Tito's y actual dirigente de BCM, también esperaban, pero en otro lugar cerca de la plaza del Mercat. Las dos seguían el juicio en una mesa de la terraza del Caixafòrum desde el teléfono móvil de una de ellas, a través del enlace de Youtube que ha facilitado el Tribunal Superior de Justicia de Baleares. La «feria» permanecerá abierta, según está previsto en el guion, hasta 2023.