El nivel de excusas para intentar saltarse el confinamiento por la pandemia del coronavirus parece no haber tocado techo. El último ejemplo, el de un hombre que fue interceptado el domingo por la tarde por la Policía Nacional en la playa de Can Pere Antoni, en Palma, y alegó ante los agentes que estaba paseando al perro. El problema llegó cuando no había ni rastro del can por allí y el varón, de 32 años de edad, no llevaba correa alguna encima. Para acabar de rematar la faena, los agentes comprobaron que tenía fijada su lugar de residencia a tres kilómetros del arenal. Ante esta situación quedó arrestado por desobediencia. Días antes ya había había sido propuesto para sanción por encontrarse fuera de casa sin causa justificada.
Esta fue una de las cinco detenciones practicadas en Mallorca en la jornada del domingo. En Eivissa se llevaron a cabo otros tantos arrestos y en Menorca dos.
En la calle Manacor de la capital balear, la Policía Local de Palma intercerptó a un hombre y una mujer, de 56 y 29 años respectivamente. El varón comentó a los agentes que la fémina era su hija, que estaba embarazada y sangraba, por lo que iban camino del centro médico. Esa versión no acabó de convencer a los funcionarios, que hicieron varias comprobaciones y descubrieron que ni eran padre e hija ni ella estaba embarazada. Eran compañeros de piso y ya habían sido denunciados tres veces por desobediencia. Ambos acabaron detenidos. Poco después corrió la misma suerte un hombre de 31 años por desobedicencia grave. Se negó a indentificarse. Explicó a los policías que había ido a comprar fruta, pero en la bolsa que portaba no había nada y el propietario de la frutería dijo que no lo había visto en todo el día. En Alcúdia la Guardia Civil arrestó a un hombre de 35 años que se encontraba ebrio y amenazaba a sus vecinos con un cuchillo.
Por otro lado, el mismo domingo se levantaron 610 actas administrativas en las Isla por saltarse el confinamiento.