«Trato de recuperar el tiempo que la ludopatía me hizo perder»

«Trato de recuperar el tiempo que la ludopatía me hizo perder»

Imagen de José Antonio Bosch en la calle Blanquerna de Palma | Foto: Click

| Palma |

José Antonio Bosch Sánchez tiene 55 años, tres hermanos y tiene también hijos. Perdió la parte de la peluquería que le dejó su padre al fallecer y, tras una serie de vicisitudes, ahora vive en un piso de okupas. Todo por el juego. ¡Maldita ludopatía!

«Todo comenzó tras la muerte de mi padre, seguida de la separación de mi mujer, una separación complicada. Lo digo porque en un momento dado me sacó un cuchillo, amenazándome. ¿Que qué hice? La denuncié, aunque luego retiré la denuncia. Tuve también una hija con una brasileña, con las que actualmente no mantengo relación. Más de una vez he intentado hablar con ella, pero es que no me quiere ver. Como digo, a raíz de la muerte de mi padre y de los problemas que tuve con mi exmujer, se me complicaron las cosas, hasta el punto de que por el juego, en dos años, lo perdí todo. Y al decir todo, incluyo la barbería. Me quedé en la calle, primero durmiendo en los cajeros, luego en la Placeta, para volver a los cajeros y más tarde en la zona de Pedro Garau. Además, por entonces, tomaba medicinas, que ya dejé de tomar. Y es que mi vida era un completo desorden. ¿Y qué pasó? Pues que me dio un brote psicótico… ¿Cómo se lo diría? Sí, fue como si se me girara la cabeza, creyéndome que era San Martín y convencido de ello, fui a por los cerdos… Me refiero a cerdos de dos patas, a los traficantes. Sí, como San Martín que me sentía, decidí cerrar todos los puntos de venta de droga de Palma».

Y entonces, salió a la calle en cueros, con una catana en la mano, dispuesto a cargarse a los ‘cerdos de cuatro patas’...
–No. En cueros no salí. Llevaba puestos los pantalones de kickboxing y un palo en una mano. Y es que la vida, a raíz de perder la peluquería, se me complicó muchísimo. Intenté sobreponerme a lo que me estaba pasando. Me hice con otra, esta vez en Santa Pagesa, gracias a un préstamo que me hicieron. Pero no funcionó, ya que apenas entraba nadie. Y encima llegó la pandemia de la covid… Así que cerré.

¿No pudo rehacerse?
–Tras un tiempo sin hacer nada, llevé una peluquería en Magaluf durante dos años. Ahí pude ahorrar algo de dinero, con el que me hice con otra peluquería, en Pere Garau, que fue donde me pegó el brote psicótico, creyéndome San Martín. Con un palo en la mano y una catana en la otra, salí a la calle y, delante del Punt de Joc, a gritos, retaba a la gente que pasaba por allí, a la que le decía, que como San Martín que era, iba a terminar con todos los cerdos… ¿Que qué pasó? Pues que fue tal el alboroto que monté en la calle, que empezaron a llegar coches de policías. Entonces me eché a correr en dirección a La Soledat y una vez allí, mi instinto me llevó a un punto de venta de droga con el machete y el palo en mis manos. Uno de los que estaba allí se me echó encima, pero le di tal palazo en su cabeza que lo dejé en el suelo. Pero llegó la policía, me quitaron el cuchillo y la catana, me metieron en el coche policial y me llevaron a los calabozos. Al día siguiente, ante el juez, quedé como allanador de morada y con intento de asesinato. Al rato me soltaron. Eso sí, con una multa de tres cientos euros cada mes durante no sé cuántos meses. Pago esta multa sacando el dinero de los 500 euros que percibo como ingreso vital. Es un dinero que ingreso en una cuenta que me dieron en el banco.

¿Y qué pasó luego?
–Regresé a la peluquería de Pere Garau, donde no me iban mal las cosas. Una noche, tras haber hecho caja, estaba limpiando y ordenando el material, tijeras, peines, navajas, etc, cuando, de pronto, entraron unos colombianos amenazándome con que me iban a matar. De pronto y sin pensármelo, agarré una de las navajas y, en el forcejeo, el hombre se cortó y me denunció, deteniéndome de nuevo la policía. Esta vez en los juzgados me dieron orden de alejamiento de la peluquería, por lo que tuve que cerrar el negocio. Y a partir de ahí, a la calle otra vez, a dormir en cajeros, en la cárcel vieja y ahora estoy en una casa con okupas…

Si no trabaja y si de la paga de 500 euros ha de seguir pagando cada mes la multa de 300… ¿De qué vive?
–Hasta hace poco, de lo que me daba la gente. Pidiendo por Blanquerna y con eso me arreglaba.

¿Cuánto saca…?
–Eso depende del día, unos más, otros no tanto. Yo diría que, como promedio, unos 50 euros. Pero ahora, desde hace unos días, me dedico también a cortar el pelo a domicilio…

¿Casa por casa?
–Al no tener peluquería, corto el pelo a domicilio. Porque lo he perdido todo, menos el oficio. De momento, tengo, como fijos, a cinco clientes a los que cobro, por arreglar pelo y barba 12 euros y si es solo pelo, 10. No es mucho y como son pocos los clientes que tengo por ahora, sigo pidiendo en la calle. También limpio casas y hago comidas. Todo por 50 euros cada servicio.

Vamos, que por lo que veo, del juego y demás vicios, está más que regenerado, ¿no?
–Totalmente. No juego y me tomo todas las medicinas, no vaya a ser que me de otro brote psicótico. ¡Ah!, y ni palos, ni navajas, ni catanas, ni nada de nada. Me levanto cada día, pienso que la calle es muy dura y procuro buscarme la vida huyendo de todo lo que sea problemático.

Dígame una cosa, en sus momentos más bajos, alguien le propuso vender droga…
–No, nadie. Y yo no lo hubiera aceptado. Ese San Martín que saqué de mí cuando lo del brote psicótico, me lo hubiera impedido por completo.

¿Qué cosa hizo por entonces que no se perdona?
–Una tarde, víspera de Reyes, iba con dinero a comprar los juguetes para mis hijos. Al pasar por delante de una casa de juego, me dije que por qué no probaba. Igual los regalos me salen gratis, pensé. Probé y… Pues que en 20 minutos me dejé allí 1.800 euros, lo que suponía que mis hijos se iban a quedar sin regalos… Aunque luego lo arreglé, ya que alguien me dejó el dinero para pagarlos. Pero, de verdad, que lo pasé muy mal. ¡Todo por el maldito juego que me tenía atrapado!

Habiendo pasado lo que ha pasado y siguiendo estando donde aún está, imagino que luchando por conseguir una estabilidad, ¿qué le diría al que está como estaba usted, hundido hasta el cuello?
–Que intente salir de ahí con todas sus fuerzas, ya que si se lo propone, puede. Es muy duro y cuesta mucho, pero si yo lo estoy consiguiendo, esa persona también podrá. Si tocas fondo e intentas salir de él, a base de fuerza de voluntad, lo consigues.

4 comentarios

user Cap amunt | Hace un mes

Pobret, ido perquè no li pagam una casa i li donam una paga entre tots els que mos aixecam a les 5:00 per anar a fer feina?

user Ángel | Hace un mes

No lo recuperarás

user MikaeLO | Hace un mes

Una cosa es jugar y otra cosa es no tener control. Recuerdo un vecino que gastaba 90 euros a la semana comprando 15 décimos de Lotería Nacional, hasta que su mujer lo echó de casa. Tuvo un divorcio penoso y fue a parar a una pensión de mala muerte. Entonces tuvo que "conformarse" con jugar sólo 10 décimos, es decir, 60 euros, que ya era un montante generoso de narices. Un día pasé por delante de la pensión y había un montón de gente, incluida su exmujer. Yo pensaba que el pobre tipo se había muerto, pero lo que pasó es que le tocó un primer premio y había ganado 600.000 euros. Obviamente el tipo se largó y nadie supo más de él.

Rosa Maria Ferrer Rosa Maria Ferrer | Hace un mes

Normalizados, la ocupación.....

Lo más visto