Ausencia de lluvias además de calor en el norte y este de Europa, frente a un ambiente frío y húmedo en el suroeste; el viejo continente muestra estos meses una anómala doble cara del tiempo por un anticiclón de bloqueo que, como una gran muralla, desvía las borrascas hacia la franja meridional y está durando mucho más de lo normal, según los meteorólogos.
Desde comienzos de marzo se está produciendo una persistencia de altas presiones denominadas anticiclones de bloqueo en el norte de Europa, que afecta sobre todo a las islas británicas y el entorno de Escandinavia.
Según expertos consultados por EFE, el norte de Europa está mostrando la cara opuesta a lo que están viviendo países del sur como España e Italia; las temperaturas están siendo muy altas sin apenas lluvia en zonas tradicionalmente frescas y húmedas donde siguen bajando los caudales de los ríos a las puertas del verano. Por el contrario, las lluvias siguen sacudiendo en pleno mes de mayo a la península ibérica, en donde los suelos tradicionalmente escasos de agua rebosan, tras las intensas acumulaciones de precipitaciones desde marzo.
En España, el período de marzo a abril de 2025 ha sido el tercer bimestre de esos meses más lluvioso de la serie histórica, que comienza en 1961, por detrás de 2018 y 2013. Según ha explicado a EFE el portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) Rubén del Campo, los anticiclones de bloqueo, denominados así por paralizar el tránsito de las borrascas teniendo que buscar otras rutas, han persistido durante buena parte de los dos últimos meses en el norte de Europa, dando lugar por allí a «una inusual situación de escasez de lluvias».
Las borrascas por el contrario han circulado más hacia el sur del continente de lo habitual, «impactando de lleno» en la península Ibérica con precipitaciones más abundantes de lo normal, al igual que en otras zonas de la cuenca mediterránea occidental.
El portavoz de la Aemet ha recordado que una corriente en chorro se trata de una circulación de vientos que se genera en las capas altas de la troposfera, como «autopista» por la que los fuertes vientos desplazan las borrascas de oeste a este sobre el Atlántico, hasta llegar a Europa. «Habitualmente, esta ruta se sitúa en latitudes más altas que las nuestras», y por eso los inviernos suelen ser más lluviosos en el norte de Europa que en el sur, ha explicado.
A veces, en primavera, la corriente en chorro baja de latitud y las borrascas impactan en el sur de Europa, dando lugar a lluvias y chubascos. «Lo extraordinario este año es la persistencia de esta circulación, con los anticiclones de bloqueo en el norte de Europa y la corriente en chorro desplazando las borrascas hacia la península ibérica». También el meteorólogo Francisco Martín, colaborador del servicio Meteored, ha coincidido en lo inédito de la situación por la persistencia tanto tiempo de anticiclones de bloqueo en el norte de Europa durante estos meses, lo cual es «muy anormal», ha asegurado. «Este anticiclón de bloqueo está siendo sido pertinaz, persistente y de larga duración; llevamos más de dos meses y medio», ha añadido.
Hasta el día 24-25 de mayo podría mantenerse aún la situación de acuerdo a los pronósticos, ha añadido el experto. Parece que para esa fecha entrarían ya borrascas clásicas por latitudes medias de las Islas británicas a Alemania y el sur de Escandinavia, aunque es pronto para confirmarlo. En Europa el pasado mes fue el sexto abril más cálido registrado. Las mayores anomalías cálidas se registraron en Europa oriental y las regiones occidentales de Rusia y Kazajistán, según los datos del servicio europeo de cambio climático Copernicus.
En cambio, persistieron condiciones más frías de lo normal en Turquía, partes de Bulgaria y Rumanía, y en toda la península de Crimea y el norte de Fenoscandia, de acuerdo a las cifras. En cuanto a las lluvias, en abril se registraron condiciones más húmedas de lo habitual en el sur de Europa, norte de Noruega, sur de Finlandia y partes del oeste de Rusia. Hubo precipitaciones excepcionales en las regiones alpinas de Italia, Suiza y Francia con inundaciones, deslizamientos de tierra y avalanchas. Las fuertes lluvias también provocaron inundaciones en el noroeste de Bulgaria y en algunas islas griegas mientras que las temperaturas inferiores a la media propiciaron nevadas fuera de temporada en los Balcanes orientales y Turquía.
Año 1991, trabajando en turismo, ciudadanos del Norte de Europa venían de vacaciones el mes de mayo y se encontraban lo mismo que tenemos este año, por poner un ejemplo. Agenda 2030 en el ´´91?