El pasado martes 21 de agosto, cinco mallorquines, bailarines de ballet clásico, Aina y Francesca Busquets, Tomás Sanza, Mar Bestard y Antoni Cañellas, enrolados, respectivamente, en el Ballet Mikhailosky, de San Petersburgo, Compañía Nacional de Danza (España), Ballet Nacional de Varna (Bulgaria) y Northen Ballet de Leeds (Inglaterra), hicieron realidad uno de sus sueños. Bailar en Mallorca, en Palma, en el Castell de Bellver, antes sus padres, hermanos, familiares, amigos de la infancia y público en general -el aforo se llenó hasta la bandera-, en una noche que calificaron de mágica, que el próximo año esperan repetir.
Como quién dice con el pie puesto en la escalerilla del avión que, junto a su hermana, Aina, la llevará a San Petersburgo, hablamos con Francesca, mucho más relajada que cuando la entrevistamos, meses atrás, a punto de viajar a dicha ciudad para formar parte del ballet del Teatro Mikhailosky, en el que ya estaba su hermana. Y es que si por entonces estaba viviendo el «a ver qué va a pasar», una vez que «ya ha pasado», y encima ha encontrado su hueco en dicho teatro junto a los otros bailarines, está más tranquila y mucho más ilusionada, dado que ha hecho realidad el sueño de su vida que anduvo buscando desde los ocho años, que fue cuando empezó a dar los primeros pasos en el ballet clásico. Sin embargo, sigue remando, esforzándose a diario, pues la exigencia de la profesión que ha elegido es constante…
-¿Qué ha supuesto esta experiencia vivida en Palma no hace todavía dos semanas?
-Primero, ha sido un reto lograr que los cinco nos reunamos en Palma para bailar, lo cual ha supuesto tener que organizar el acto, que no ha sido fácil… Pero, sí, estamos muy contentos, tanto por lo acontecido, como por la ayuda que hemos recibido por parte del Ajuntament de Palma, y ya ni te cuento de por cómo ha reaccionado el público, pues percibimos desde el escenario su entusiasmo ante el espectáculo que estábamos ofreciendo, sus aplausos, lo bien que se lo estaba pasando, lo cual nos anima a querer repetirlo el próximo año , pues… Es que no tenemos palabras, ¿sabes? Sí, ha sido mucho más de lo que nos imaginábamos. Aparte, esta experiencia ha hecho que nos encontrásemos con personas, entre ellas familiares, a las que no veíamos desde hacia tiempo, y que tampoco nos habían visto bailar, y encima ha sido en un lugar tan bello como el Castell de Bellver… Ya te digo, no tenemos palabras para agradecer todo cuanto ocurrió esa noche… Y hablo en plural porque pienso que a mis compañeros les ha pasado lo mismo. Y es que a momentos tan emotivos cómo fueron esos no hay palabras que los puedan describir, como tampoco hay palabras para agradecer todo el cariño recibido.
-¿Vuestros padres, os habían visto bailar sobre un escenario?
-Hacia mucho tiempo que no, pues tanto mi hermana como yo hemos bailado muy poco en la isla, ya que una vez que terminamos nuestros estudios en el Conservatorio buscamos labrarnos el futuro lejos de ella. Lo que sí creo es que si alguna vez nos vieron, se habrán dado cuenta de que nuestro nivel ha cambiado a mejor desde entonces, entre otras cosas porque a lo largo de estos años hemos tenido buenos maestros, que nos están ayudando y enseñando más de lo que sabíamos.
-¿Desde cuándo estás en el mundo de la danza?
-Desde que tengo ocho años, que fue cuando comencé mi formación, y a partir de los 18 inicié mi carrera profesional.
-Es decir, a esa edad comienza tu profesión como bailarina a base de buscarte la vida, por lo cual tienes que salir de Mallorca. Vamos, que no estás en San Petersburgo habiendo salido de Palma.
-No, ¡qué va! Antes he pasado por Madrid, Viena, Berlín, Ámsterdam y Bulgaria, siempre buscando mejorar mi técnica y aprendiendo el estilo de cada Teatro.
- Por lo que tengo entendido, entrar a formar parte del ballet Mikhailosky no es fácil...
-No, no lo es. Son bastantes selectivos.
-Si embargo, a día de hoy, en dicho ballet estáis tu hermana y tú.
-Sí, así es . Es más, somos las dos primeras mallorquinas que están en el Mikhailosky Y las dos bailando. Es más, somos las dos únicas bailarinas mallorquinas que ahora mismo están bailando en Rusia.
-¿Y qué os exigieron para entrar en el ballet Mikhailovsky?
-Un nivel muy alto, unas condiciones físicas específicas en cuanto a altura, peso y técnica, además de un currículo como referencia de lo que habíamos logrado hasta entonces.
-Por lo que tenemos entendido, a lo largo de la semana solo tenéis un día libre. Los demás, o a ensayar, o a actuar ante el público, ¿no?
-Sí, solo libramos los lunes. Lo demás, ensayamos y actuamos.
-¿Durante cuántas horas ensayáis?
-Ahora mismo, más que ensayar tanto como antes, tenemos más el foco puesto en las actuaciones, en las que la precisión y la demanda de concentración son muy altas, lo cual significa hacer menos ensayos, pero actuaciones más duras.
-Vosotras habéis llegado muy alto, lo cual es evidente, pero… ¿Cuál es vuestro techo?
-Bueno… Pues seguir, ¿no? Crecer más, mejorar nuestro nivel, ir subiendo en cuanto a calidad, conseguir más roles… En pocas palabras, ser cada vez mejores bailarinas. Y es que no queda otra. Además, creciendo y mejorando, esta profesión te hace más fuerte para enfrentarte a la vida, sobre todo para vivirla con más ilusión… Sí, mejorar es la única opción que tenemos. Mejorar e ilusionarnos con los nuevos proyectos.
-¿Qué les dirías a los chavales que están ahora en el Conservatorio con el ballet clásico como objetivo? Porque es evidente que vosotros sois el mejor estímulo que puedan tener, ya que pasasteis por dónde están ahora ellos…
-Esperemos que seamos ese estímulo, ya que quién más, y mejor, te puede aportar cosas positivas para que vayas haciendo el camino, es quién lo ha hecho antes. Por eso, a estos alumnos les digo que sigan trabajando, siempre buscando el lado optimista de esta carrera por muy complicada que sea, siempre teniendo a mano la perseverancia, y el deseo de enamorándote cada vez más de esta profesión tan gratificante. Y sobre todo, que confíen en sí mismos.
-Naturalmente, eso lo pondrán a prueba lejos de Mallorca, ¿no?, como habéis hecho vosotros…
-Bueno, sí, ya que la isla, hoy por hoy, carece de la estructura necesaria para que puedas desarrollarte como bailarín. Por eso, una vez que terminen su formación, les aconsejo que busquen el futuro lejos de Mallorca, ya que, en realidad, en ese momento es cuando comienza verdaderamente la carrera que se desarrollará fuera de la isla.
-Y en tú caso, en ese periodo que sales de Mallorca a buscarte la vida por ahí, ¿lo haces a tiro hecho, sabiendo que te van a contratar en tal o cual sitio, o vas tu buscando las oportunidades…?
-Depende… A veces me he movido teniendo un teatro donde trabajar, y también me he movido trabajando en otras cosas sin dejar de buscar la oportunidad de encontrar ese escenario en el que bailar, que si lo buscas terminas encontrándolo. Porque todo es cuestión de ser perseverante y de tener ilusión, ya que estás buscando lo que vas a hacer toda tu vida.
-Los músicos que os acompañan en las actuaciones funcionan a través de las notas musicales, ¿y vosotros, conocéis dichas notas…? ¿Cómo lo hacéis? ¿Qué os guía una vez en el escenario, sin vuelta atrás…?
-Nosotros hemos de aprender de memoria los pasos, lo cuales van en conjunción con la música…
-Es cierto que en según qué obras el director de la orquesta imprime mayor velocidad a la música…?
-Sí, es cierto. A veces, el director decide dar más velocidad a la música, para que sea más atractiva a los oídos del público lo cual no deja de ser un reto, tanto para ellos como para nosotros, los bailarines, cosa que a la larga, nos hace mejores, más virtuosos.
- Esta próxima semana, ¿tenéis ya función?
-Sí, el miércoles tenemos Spartacus, un ballet sobre guerreros romanos, cuya música es del compositor armenio Aram Ilyich Khachaturian. Es una música bastante dinámica y rápida, lo cual nos obligará a acoplarnos a ese tempo.
-¿Se puede dar el caso de que, al margen de las funciones de vuestro ballet, os contraten individualmente para una función en otro lugar?
-A mí me han contratado para tres actuaciones como solista en el Teatro del Hermitage, he podido bailar los roles de Hada Lila en Bella Durmiente, y la reina de las Willies en Giselle.
-Por cierto, ¿hablas ruso?
-Lo entiendo bastante bien, y este año tengo una meta: hablarlo. Y en cuanto a la vida en Rusia…Pues todavía me estoy adaptando… Vamos a ver que pasa con los menos 25 grados de este próximo invierno.
-Por último, ¿cómo ves la guerra ruso-ucraniana?
-Bueno… Somos artistas, y el Arte ha de ir por delante de los conflictos, de ahí que procuramos mantener el foco en el teatro y en el Arte. Y aunque el conflicto es duro, intentamos mantenernos al margen.