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Los negocios de Juan March con el creador de James Bond

Un libro sobre la vida de Ian Fleming narra el papel del mallorquín con los secretos británicos en la Segunda Guerra Mundial

Ian Fleming, creador del personaje ficticio de James Bond. | Ultima Hora -

| Palma |

Desde que en 1953 se publicó la primera novela de James Bond, se han escrito infinidad de páginas sobre el espía y su creador, Ian Fleming. Sin embargo, no ha sido hasta hace unos meses que se publicó su biografía definitiva. Entre las más de setecientas páginas de Ian Fleming The Complete Man, de Nicholas Shakespeare, sorprende la mención de un nombre más que familiar: Juan March o «el hombre más inescrupuloso de España».

Fleming, antes de convertirse en escritor, desempeñó un papel crucial para los servicios secretos británicos durante la Segunda Guerra Mundial. Su grado de implicación sigue siendo un misterio, pero se sabe que ideó la Operación Goldeneye para que Gran Bretaña pudiera seguir comunicándose con Gibraltar en caso de que España se aliara con el Eje Roma-Berlín-Tokio; o la exitosa Operación Mincemeat para convencer al alto mando alemán de que los aliados planeaban invadir Grecia en lugar de Sicilia arrojando al mar un cadáver con documentos falsos que los Nazis tomaron por auténticos.

Shakespeare relata que el 23 de septiembre de 1939, «un español anciano, calvo, con cara de pájaro, que fumaba un puro y entrecerraba los ojos» llegó a las oficinas donde trabajaba Fleming para reunirse con su jefe, el almirante Godfrey. «Caminó hacia el escritorio de Ian con pasos tortuosos, que atribuyó a los meses que había pasado en una prisión de Madrid». Era Juan March, el séptimo hombre más rico de España. En septiembre de 1936, depositó 121 toneladas de oro en el Banco de Italia.

March, que empezó como contrabandista de tabaco, se había hecho conocido por financiar el ascenso al poder de Franco. Fue el mallorquín quien pagó con un préstamo de £942.000 (unos 84 millones de los actuales euros) para que un avión británico llevase al Caudillo desde las Canarias hasta el Marruecos español para desatar la revolución. «Franco no puede negarme nada», alardeaba March.

El empresario Juan March. | Ultima Hora

Los servicios secretos ingleses vieron en March una oportunidad para que Franco fuera más amigo de los británicos que de los nazis después de que Hitler invadiese Polonia. Ian estudió a March con fascinación. La propuesta de March era la siguiente: había cincuenta y nueve barcos alemanes amarrados en puertos españoles a causa del bloqueo británico. Si Gran Bretaña adelantaba los fondos, March compraría estos barcos, que luego serían utilizados por los británicos. March pagaría a los alemanes a plazos y ganaría un cinco por ciento de interés. Como decía controlar los suministros de petróleo en Marruecos, Canarias y la mayor parte de España, haría todo lo que estuviera en su poder para ayudar a Godfrey a impedir que los alemanes embarcaran combustible y alimentos en aguas españolas.

Ian Fleming recibió instrucciones para comprar una compañía naviera española y adelantar los fondos, pero mientras lo organizaba March se echó atrás. Fleming, frustrado, escribió: «Creo que deberíamos avanzar con los tramites y ver qué pasa. De lo contrario, tenemos que desistir». Fue entonces cuando Ian descubrió la enorme deuda de March con un banquero británico, Sir Edward Peacock, director de Baring Brothers. Cuando estalló la guerra, March tuvo que liquidar el préstamo de 942.000 libras, lo que le obligó a solicitar un préstamo similar a Peacock. Entonces Ian tuvo una idea: «Insinuar a Juan March que si podría tener que liquidar este segundo préstamo haría que recobrara el sentido... debemos vincularlo en cuerpo y alma (si es que tiene) a los aliados».

El plan de Ian Fleming funcionó. March volvió a estar interesado. Se liberaron los fondos para comprar los barcos alemanes a través de una naviera propiedad del gobierno británico, y aunque la mayoría de los buques quedaron en manos alemanas y los ingleses nunca llegaron a utilizarlos, Juan March recibió 236.686,39 onzas de oro (hoy, unos 351 millones de euros) a través del Banco de Inglaterra a nombre de una empresa suiza a su nombre. ¿Valió la pena todo el tiempo y el dinero gastados en March o fue él mismo quien manipuló, en realidad, a los ingleses? Ian nunca lo supo.

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