Una joven pareja de un pueblo de Granada, Montefrío, llegó a Mallorca para intentar repetir la campaña de 2024 y trabajar unos meses en la hostelería para ahorrar un dinero con el que intentar reconstruir su vida. Tras perder la custodia de sus hijas y con él habiendo pagado la multa y cumpliendo las medidas aplicadas tras ser condenado por robo, han intentado dar una segunda oportunidad a sus vidas con el fin de volver a tener junto a ellos a sus mellizas, «lo que más queremos en este mundo», asegura Minerva Jaouhar, una joven de 21 años que junto a su pareja, Juan Jiménez, de 25, aterrizaron el pasado día 12 en Son Sant Joan con unos planes que saltaron por los aires.
Están viviendo toda una odisea en la Isla, donde nada más tomar tierra, decidieron quedarse a dormir en el aeropuerto al no tener alojamiento estable. La sorpresa llegó al despertar: les habían robado las maletas y todo lo que traían para pasar estas semanas en Mallorca. Apenas les quedaron lo puesto y la documentación. «Nos lo quitaron todo, vamos con lo puesto y algo que nos han dado desinteresadamente», refiere Juan, quien agradece la ayuda a agentes de la Policía Local de Calvià y la Guardia Civil, que les encontraron en un llamativo y preocupante estado el pasado miércoles por Magaluf. «Sólo podemos darles las gracias, nos dieron agua, fruta, algo de ropa... No lo olvidaremos», dice Juan.
Aparecieron a la búsqueda de un puesto de trabajo. Su meta en Mallorca. Caminando, bajo el sol, con lo poco que les queda encima, hasta allí llegaron, regresando a Palma gracias a la colaboración de aquellos efectivos para probar fortuna en la capital. «Hemos dormido en un campo de fútbol, en la playa... pero no tenemos donde asearnos. Nos lo han robado todo, no tenemos ropa, estamos en la calle y nadie nos quiere contratar por el aspecto que tenemos. No sabemos qué hacer...», lamenta Juan, quien junto a su pareja hace un llamamiento a quien necesite de mano de obra «para lo que sea, yo trabajo de lo que me ofrezcan, en lo que haga falta», apostilla, mientras Minerva recuerda que ella, el pasado verano, tuvo la oportunidad de hacerlo en la hostelería.
Pasado
Reconocen que vinieron «a lo loco, sin nada», porque en su pueblo y en la zona en la que residen «la gente joven se marcha, no hay futuro». Admite Juan que tiene antecedentes por robo, «pero he cumplido, he asumido las consecuencias y que tengan claro que no queremos robar, queremos ganarnos la vida honradamente y vivir dignamente para poder recuperar a nuestras hijas, no queremos estar en la calle, como ahora», aseguran al unísono ambos. Han acudido a los servicios sociales, «pero nos dicen que tenemos que estar empadronados», refieren, por lo que intentan pedir ayuda a quien les pueda echar una mano con algo de comida o agua, aunque lo que quieren, principalmente, es poder trabajar, la misión con la que decidieron hacer las maletas que les fueron robadas en Son Sant Joan.
Se plantean, si no encuentran soluciones, volver a su pueblo de Granada. «Miraríamos que pedir a familiares o vecinos que nos ayudaran a pagar el billete de barco hasta Denia y allí nos buscaríamos la vida, porque no tenemos dinero para irnos, apenas para comer», asegura Juan, quien relata que se mueven «a pie por todo, porque no tenemos cómo movernos y el transporte público es caro. No nos vamos a quedar quietos, pero con el aspecto que tenemos, no nos contratan. Yo les puedo entender, pero sólo pedimos una oportunidad, de lo que sea», añade Minerva.
Antes de venir a Mallorca, han trabajado en la campaña de la aceituna, probando suerte el pasado verano en la Isla. «Pasamos justo, ahorrando un dinero para vivir, pero hemos tenido una infancia difícil los dos y ahora nos vemos, tan jóvenes, y sin poder trabajar. Si no lo hacemos ahora, ¿qué será dentro de unos años?», se preguntan con gesto triste y serio, especialmente Minerva, a quien se les escapan algunas lágrimas al recordar el momento en el que fue acosada por varios hombres en la zona de es Carnatge. «Además es eso, en la calle nos sentimos inseguros por la noche. Tenemos miedo a que nos vuelvan a robar, no sabemos qué hacer», prosiguen.
Mientras tanto, han estado vagando por la zona del Coll d'en Rabassa, buscando una oportunidad o una mano que les pueda permitir remontar y olvidar, aunque sea por un momento, la odisea que están viviendo desde que decidieron volar hacia Mallorca buscando una vida mejor que, por ahora, no ha llegado y parece lejos.
Además, desde la organización Son Servera Solidària precisaron que el pasado año tuvieron bajo su amparo a Juan y Minerva, acabando «descontentos» con su actitud a la hora de buscar un trabajo y les reprochan su forma de actuar tras ayudarles a buscar un empleo y tener un lugar en el que cobijarse durante los meses que estuvieron allí. La entidad les ofreció apoyo administrativo, posibilidad de trabajar y un hogar provisional, pero sus formas provocaron malestar entre los responsables de esta asociación.
A ella le quitan la custodia... y el condena por robo.... Les deseo mucha suerte y un radical cambio en sus vidas.