Núria es una de las empleadas de la tienda de telefonía situada frente al paso de peatones en el que este jueves por la tarde murió atropellado un niño de 9 años mientras cruzaba junto a sus hermanos por el paso de peatones. Su testimonio es tan desgarrador como el propio accidente.
Todo ocurrió en cuestión de segundos. La testigo se encontraba trabajando, atendiendo a un cliente cerca de la puerta de entrada. Justo después de despedirlo, un sonido en seco dejó a toda la calle en silencio. Nadie se explicaba lo que había pasado: «Escuché un golpe y miré hacia fuera. Entonces vi lo que parecía un cochecito de bebé enganchado en la rueda de un coche que acababa de pasar. Eso es lo que recuerda mi cerebro de ese momento», describe la joven.
La reacción fue inmediata. Intentó salir a la calle pero la aglomeración de gente se lo impidió al principio. Entre la confusión, distinguió una figura en el suelo: era un niño. «Cuando por fin salí, lo vi boca abajo, había mucha sangre. Fue muy impactante».
La dependienta recuerda a los cuatro hermanos cruzando: «Un bebé, la víctima y dos niños más mayores, pero ninguno era mayor de edad. La madre no se encontraba con ellos al cruzar, llegó pocos minutos después, visiblemente alterada. Fue desolador verla; gritaba, se caía al suelo, se levantaba… La situación la sobrepasaba por completo», prosigue la testigo.
El hermano mayor agarró de inmediato al bebé e interpeló desesperado a la conductora del coche: «¡Has matado a mi hermano! ¡Te voy a denunciar!». Aunque la joven manifiesta que no hubo violencia en ningún momento, solo una explosión de dolor e impotencia.
«La conductora no se movía, estaba en estado de shock», continúa Núria en su relato. «Se quedó en el lugar del accidente todo el tiempo. Era una joven de entre 25 y 30 años, conductora novel. No podía ni hablar. Si para nosotros fue traumático, no quiero ni pensar cómo fue para ella», reflexiona. Asimismo, advierte que la visibilidad afecta mucho en ese punto y que es un factor de riesgo: «A esa hora, sobre las 20:30, el sol baja y deslumbra justo en ese punto. No se ve bien, es un problema que ya hemos notado otras veces», asegura.
En el coche viajaban al menos dos personas más. Una de ellas, un joven, parecía tener conocimientos médicos y actuó con rapidez para intentar asistir al menor antes de la llegada de los servicios de emergencia. «Utilizaba tecnicismos médicos, sabía lo que hacía», comenta.
El caos del momento no impidió que las personas allí presentes actuaran de forma coordinada. Núria fue una de las primeras en llamar al 112. «Nos atendieron enseguida y nos pidieron que nadie más llamara, que todos los servicios estaban ya en camino». En pocos minutos llegaron dos patrullas de la Policía Nacional, seguidas por varias ambulancias y un PAC móvil.
Los servicios médicos trataron de reanimar al niño durante más de una hora. «Hicieron todo lo que pudieron pero desde el primer momento, sentí que ya no estaba. Aun así, lucharon por su vida hasta el final», relata la testigo.
La escena era sobrecogedora. Varios familiares llegaron al lugar: el padre, sus tíos, primos, todos rotos por la tragedia. Algunos llegaron a desmayarse por la tensión y la tristeza. «Fue un momento muy complicado para todos. Ver a la familia rota, sin poder hacer nada, fue desgarrador», recuerda aún afectada la empleada. «Vivirlo es un horror. Pero todos, absolutamente todos, intentamos ayudar. Fue un acto de humanidad colectiva en el peor de los contextos», finaliza.
A saber, si se iba maquillando, mirando el móvil...