La música puede ser una verdadera máquina del tiempo. CaixaForum Palma acogió el concierto Teranga. El legado de los griots de Senegal, que transportó al público hasta África occidental en una auténtica fiesta africana. «Los griots son los encargados de transmitir el legado de los antepasados, la historia y los valores de cada pueblo a través de la música, las canciones y los poemas aprendidos generación tras generación. Hoy todo va muy rápido; tan rápido que olvidamos lo más esencial. Queremos enseñarles nuestros valores ancestrales a los niños, la esperanza del mañana», afirma Bamba Lamine, uno de los integrantes de Djilandiang, grupo de danza y música tradicional africana de Senegal, fundado en Barcelona en 2004, que ya ha visitado la Isla en distintas ocasiones.
Enfundados en sus vestimentas de bogolan, un tejido artesanal de algodón teñido con colorantes naturales de tierras y plantas, los artistas saltaron al escenario. Tras recibir a la máscara de Samayo, que espanta a los malos espíritus y prepara la fiesta, e invocar a la de Bandiama, a la que se le ruega que llueva –la temporada de lluvias, entre junio y septiembre, es una época muy esperada en Senegal–, comenzó el espectáculo, marcado por los ritmos de la percusión y la danza africana.
En escena aparecieron instrumentos tradicionales, «salidos de la naturaleza», como el seouruba, un conjunto de tres tambores; el sabar, que se toca con la mano y con un palo; el djembé, tambor por excelencia del África occidental; la tama, o «el tambor que habla», hecho de piel de iguana y que se toca bajo la axila; el balafon, antecesor del xilófono, o la kora, una mezcla de arpa y laúd de 21 cuerdas, hecha con media calabaza y piel de vaca, y principal instrumento para acompañar los cantos de los griots. Las canciones y los poemas recitados por los griots de Djilandiang, que transmiten mensajes de tolerancia, convivencia, amor y paz, pero que también denuncian las injusticias, están interpretados en las lenguas nativas más extendidas en Senegal: el wólof y el mandinga.
En lengua wólof, Teranga significa hospitalidad; Senegal es conocido como el país de la teranga. En la Isla también han sido bien recibidos, tal y como cuenta Bamba: «Estamos muy contentos con la actitud del público. Los niños sienten una gran curiosidad y siempre tienen muchas preguntas después de los talleres y conciertos». El espectáculo de Djilandiang fue muy participativo. El público hizo palmas, cantó los estribillos y bailó tanto como permitieron las butacas.
El apunte
La transmisión oral de la historia
«Cuando un anciano muere, una biblioteca arde», reza un antiguo proverbio africano. En África occidental, buena parte de los pueblos son de tradición oral; allí los libros son las personas. Además de ser portadores de los cuentos, la música, las canciones, la historia y las tradiciones, los griots tienen otras funciones, y no son exclusivos de Senegal. La posición de griot es hereditaria e ineludible, y juega un papel importante como mediador social entre el poder político y la comunidad; son cronistas del parentesco, cantan las gestas épicas de una familia ytienen un importante papel en las ceremonias públicas, bautizando a los niños o acompañando a las familias en la muerte de un ser querido.