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Los veranos felices de Álex Lequio en Mallorca

Ana Obregón y Alex Léquio, de vacaciones en Costa dels Pins. | INSTAGRAM

| Palma |

Le conocíamos desde antes de nacer porque era hijo de una de las famosas más queridas e incombustibles de nuestro país: Ana García Obregón. Y también de uno de los famosos que más dio que hablar en los años noventa, Alessandro Lequio. Se llamaba Alex Lequio y era un chico diez: responsable, estudioso, guapete, sociable y con el mismo sentido de la familia del que siempre presumió su madre. En Mallorca pasó sus vacaciones de verano muchas veces, de la mano tanto de su madre como de su padre, con los que mantenía una excelente relación.

Pero no ha tenido suerte. A los 25 años, después de terminar sus estudios en Estados Unidos y de emprender una carrera profesional como creador de una empresa de márketing digital, y cuando ya se rumoreaba si tenía novia o no, el cáncer vino a llamar a su puerta. Optimista y con el apoyo incondicional de su familia, se sometió a un primer tratamiento en el Memorial Cancer Center de Nueva York. Poco después se instaló en Madrid, aparentemente recuperado, pero sufrió varias recaídas de su enfermedad.

En su última visita le acompañaba su novia, Carolina.

Han sido dos años muy duros, tanto para él como para su joven novia, Carolina, que le acompañó en todo momento desde que la conoció hace un año. Pero sobre todo para sus padres y abuelos. También para sus hermanos por parte de padre, Clemente, hijo del conde italiano y de la modelo Antonia Dell'Atte, que ya tiene 32 años, y Ginevra Ena, la pequeña de tres años del conde y su actual compañera, María Palacios.

Asiduo de Mallorca

Ana García Obregón fue durante muchos años el alma de la fiesta y el signo del pistoletazo de salida del verano mallorquín. Hasta que ella no estrenaba bikini y se daba el primer baño en su casa de la Costa de los Pinos (Son Servera), bautizada con el nombre de El Manantial, parecía que el verano no acababa de arrancar. Finalizaban los años ochenta y Mallorca estaba más de moda que nunca. La famosa por excelencia, que arrastraba paparazzi y alegría allí por donde pasaba, anunciaba su embarazo en 1991 y al verano siguiente, el 23 de junio, nacía Dadín, al que los periodistas bautizaron con ese apodo por extensión del que llevaba su padre: Dado. Todo parecía sonreírle a Ana García Obregón, que alcanzaba por fin la estabilidad sentimental que siempre anheló.

El último verano de Alex Lequio, rodeado por su familia en Mallorca.

Un mes y medio después Alex visitaba Mallorca por primera vez y la Isla se convirtió, del mismo modo que ocurría con su madre y sus abuelos, en uno de los lugares que asociaba a la felicidad: el cielo azul, el mar, la familia, el tiempo libre... y los periodistas, que no dejaron de atestiguar su paso, verano tras verano, por nuestras costas. Hasta el verano pasado, que fue el último que disfrutó de las vacaciones en Mallorca. Fue, en palabras de Ana García Obregón, «el mejor verano de mi vida», porque lo compartió con su único hijo, que parecía haber superada su mala racha.

Desde pequeño relacionó los veranos con Mallorca y con la felicidad de disfrutar de su familia.

Sin embargo, recientemente la enfermedad se reprodujo y el joven ingresó en un hospital de Barcelona, acompañado por sus padres, para recibir tratamiento. Por desgracia, no ha logrado superar la enfermedad. «Emprendedor inconformista de 27 años en muchos frentes», se autodefinía en su perfil de Instagram. Este miércoles se multiplicaron los mensajes de condolencias por la muerte del Alex en todas las redes sociales.

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