Al norte de la península de Formentor, Cala Murta representa uno de los rincones con encanto del verano en Mallorca más salvaje, con tintes paradisíacos. Entre acantilados cubiertos de pinar y aguas transparentes que alternan un fondo de arena con praderas de posidonia, posee la belleza de una joya natural escondida.
Su acceso, exclusivamente peatonal a través de un entorno de especial belleza, se prolonga kilómetro y medio desde la reducida zona de aparcamiento. Toda una garantía hasta hace unos años para evitar aglomeraciones a lo que ha contribuido la restricción de acceso al faro en cuya carretera se encuentra la cala. Sin embargo, la presencia de embarcaciones aumentó al igual que en otras zonas del litoral, hasta su balizamiento, una presencia ahora limitada por las dimensiones de la propia cala de unos cien metros de extensión con suelo de canto rodado.
Cala Murta es, pues, la opción más recomendable para disfrutar de un rincón costero alejado de las zonas urbanas y con particular encanto, sin presencia de construcciones ni equipamiento turístico. Aquí podemos ver un monumento dedicado a Miquel Costa i Llobera, a quien estos parajes le inspiraron algunos de sus más célebres poemas.