Tras dos semanas de mucho trasiego y preparativos en la calle Gladiol, del Port d'Andratx, el sábado se celebró la fiesta más glamurosa desde hace muchos años. Fue en la inmensa y controvertida construcción de 20.000 metros cuadrados sobre Cala Blanca, con diseño del arquitecto uruguayo Alberto Rubio, que es propiedad de la inversora inmobiliaria sueca Linda Helene Ashley, que conserva el apellido de su exmarido, Mike Ashley, propietario del club de fútbol inglés Newcastle y de fábricas de material deportivo.
El sábado no cesaron de llegar autobuses llenos de trabajadores –camareros, cocineros, cámaras, músicos y demás personal– extranjeros para organizar y atender la gran fiesta, quizás para celebrar el cincuenta cumpleaños de la anfitriona o para llevar a cabo una gran transacción inmobiliaria.
A lo largo de la semana montaron en la propiedad una grandísima carpa, un destacado escenario e incluso una pared decorada para que los invitados y famosos pudieran fotografiarse. Los jardines se extienden hasta el mar y la vista del mismo es extraordinaria. Los invitados llegaban a la fiesta en autobuses y vehículos particulares. Gente exclusiva, mujeres bellas ataviadas con lujosos vestidos y preciosos peinados, acompañadas por parejas o amigos.
Jo què voleu que us digui?. M'ho vaig passar bé. Ses xanquelets me estaven una mica petites - no vaig pensar a posar-me ses espardenyes de sempre - però al final hi havia una mena de perdigonets petits, negres, ous de no sé què, que era una mica saladet. Pel demés tot va sortir com una seda. Si senyor. Els cervells de gorrió fritets també podien passar. Llàstima de travada que es va pegar una senyora amb la seva falda, es feu un trenc que semblava dibuixat. Mare meua, quin trenc. L'amagaren tot d'una i no va tornar sortir en tota sa vetllada. Pobreta, amb s'il·lusió que la veien quan va arribar.