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El motor en Mallorca

El primer ‘ecológico' de Citroën

Carolina Alomar es la propietaria de este 2 CV Bambú de 1987, un modelo muy poco conocido. | Juan Miguel Giménez

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Carolina Alomar es la propietaria de este Citroën 2 CV modelo Bambú de 1987 y que tiene como particularidad que es un coche fabricado para el mercado alemán. Se trataba de un vehículo especial para su época ya que fue el primer modelo que incorporaba un catalizador, una de las principales modificaciones introducidas en el funcionamiento de los automóviles, destinadas a reducir el impacto ambiental de las emisiones contaminantes nocivas de los vehículos. Fue un primer paso de algo que ahora está muy de moda en el sector: evitar en lo posible los gases contaminantes que tanto daño hacen a nuestro planeta y cuya batalla está ya planteada.

El coche de Carolina lo adquirió su padre a una residente alemana en la Isla, que se lo había traído de su país, cuando ella cumplió diecinueve años y acababa de sacarse el carnet de conducir, para que ella se lo fuera pagando en cómodos plazos. El vehículo estaba en buenas condiciones para ser de segunda mano y además tenía muy pocos kilómetros, ya que la anterior propietaria no lo utilizaba mucho.

Al final, el coche acabó siendo un poco de toda la familia ya que ella se trasladó durante unos años al extranjero y mientras tanto su padre como su hermano y algún que otro familiar hicieron uso del 2 CV. Incluso ha circulado por Menorca e Eivissa, donde junto a su marido dieron la vuelta a ambas Islas. Reconoce que es un coche que ha llevado «mucha batalla» y, por eso, lo sometieron hace unos años a una restauración completa que dejó al coche en perfectas condiciones.

En la actualidad no hace mucho caso al coche y es su marido el que disfruta de su conducción, ya que Carolina se ha acostumbrado a su vehículo eléctrico. Sin embargo, su marido va y viene al trabajo con él para mantenerlo en perfecto estado, ya que los pequeños desplazamientos son una forma de que el motor no sufra ningún tipo de daño por falta de inactividad.

Nuestra protagonista no se considera una coleccionista ya que sólo tiene Citroën por ser más un recuerdo de juventud que por otra cosa, mientras que su marido dispone de una furgoneta Volkswagen que también utiliza con cierta frecuencia. Es más, suele ir al trabajo alternando ambos vehículos para mantenerlos a punto.

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