Tranquilidad en el primer día de restricciones para acceder a la península de Formentor. El caos y las largas colas de otros años no han sido la tónica de una jornada en la que la barrera del Port de Pollença no ha sido cerrada hasta la una del mediodía, una vez que se ha llenado el aparcamiento público de la playa de Formentor. Una hora inusualmente tardía para un domingo con temperaturas estivales.
Los empleados de Carreteres del Consell de Mallorca, de la Dirección General de Tráfico y de la Policía Local de Pollença que custodiaban los accesos desde las nueve de la mañana – la hora de cierre de la carretera a los vehículos no autorizados es de 10 a 22 horas – comentaban precisamente la inusual estampa de un primer día de restricciones sin demasiadas colas. Cabe destacar que se ha reciclado la señalística de otros años y los carteles aún indican que no se puede circular en los 17 kilómetros que unen la playa con el faro hasta las 22:30 horas, aunque las restricciones finalizan a las 22 horas.
El aparcamiento de la playa, gestionado por el Ajuntament de Pollença, tiene alrededor de 300 plazas. A las 10:30 horas de la mañana aún quedaban más de 200 libres y los conductores que llegaban para aparcar allí y tomar el bus hacia el faro y las calas vírgenes, o bien que se veían obligados a estacionar al encontrarse la carretera cerrada con barreras, no daban crédito a que este año aparcar sea gratuito, acostumbrados a los precios de años anteriores, cuando lo explotaba una empresa privada. Allí mismo, los informadores reparten folletos en varios idiomas en los que se explica el recorrido que hace el bus, con un precio de 3 euros por trayecto y con paradas al inicio de los caminos que llevan a las calas del Cap de Formentor.
Los primeros buses lanzadera han comenzado a recoger pasajeros en las paradas del Port de Pollença y de la playa de Formentor, principalmente, a las diez de la mañana, iniciando un constante ir y venir hasta el emblemático faro de Formentor con trayectos cada 35 minutos. Los buses, este año, van de dos en dos, con un centenar de plazas en total por cada trayecto, con lo cual los pasajeros han ido holgados en los primeros viajes, y luego se han ido formando colas puntuales a medida que avanzaba la jornada y los menos madrugadores llegaban hasta las paradas. Muchos preguntaban por la distancia a pie hasta Cala Murta o Cala Figuera, pero desistían de ir andando desde la playa de Formentor al conocer que era un recorrido de montaña de unos seis kilómetros, no apto para hacerlo en chancletas.
Hasta el mediodía la imagen del mirador de Es Colomer ha sido también inusual, con poca gente subiendo su escalinata para retratar la popular imagen del islote y las espectaculares vistas hacia los acantilados y el mar. El quiosco de comidas y bebidas admitía que «cualquier otro fin de semana sin restricciones había más gente que hoy», y es que la falta de información y el miedo a las cuantiosas multas que la DGT interpuso el año pasado por saltarse las restricciones, han hecho que muchos residentes decidieran tomar otro rumbo para disfrutar del domingo de descanso en las playas de Mallorca.
A falta de coches, motos y microbuses, quienes sí han disfrutado por completo de la carretera de Formentor han sido las bicicletas. Centenares de ciclistas han pedaleado por sus sinuosas curvas a sus anchas, ocupando con tranquilidad toda la amplitud del carril excepto al cruzarse con los buses lanzadera. Y es que ir al faro de Formentor y deleitarse con sus vistas únicas después de una ruta tan exigente físicamente, es una de las salidas preferidas por los aficionados a las dos ruedas.
Crecimiento sostenible le han venido llamando al aumento constante de turistas año tras año. Defensa antiterrorista le llaman a bombardear campos de refugiados y hospitales en Gaza. Y comulgar con ruedas de molino es lo que hacemos cada dia.