Forma parte del paisaje de una de las localidades más visitadas por turistas y residentes de Mallorca. Pero dejará de hacerlo en apenas unas semanas, cuando Antonia Torres, quien desde hace cerca de medio siglo está en activo y ha atendido a miles -o millones- de clientes a lo largo de su larga etapa, cierre por última vez las puertas del bar que regenta en sus últimos días antes de jubilarse y pasar a «disfrutar un poco de la vida».
Porque el bar s'Olivera, ubicado en la Avenida de Palma, en la carretera que atraviesa la localidad y es punto de paso obligado para quienes se mueven por ese enclave de la Serra, cerrará como tal a finales del mes de junio, según confirmó la propia Antonia, que a primera hora de la mañana exhibe una barra repleta de repostería para los desayunos.

S'Olivera ha sido y es parada para los turistas que, ya desde hace semanas, pueblan a todas horas Valldemossa. Pero especialmente para los residentes de toda la vida, que han crecido y visto pasar a varias generaciones por el local, muy frecuentado por la gente mayor del pueblo, que desde su privilegiada ubicación, ve pasar coches, autocares, bicicletas y a miles de visitantes diariamente en verano.
«Ya son muchos años», asegura Antonia, quien agradece «el cariño de los clientes y de los vecinos», que son amigos y que ven al bar s'Olivera como una parte más del paisaje y la postal de Valldemossa, un pueblo conocido por escenarios como la Cartuja o sus jardines, pero también por las populares cocas de patata, que sirve diariamente la todavía encargada del establecimiento, en el que a primera hora de la mañana se apostan algunos de los habituales del pueblo, además de los primeros turistas.
¿El futuro? «Eso pregúnteselo al propietario, pero me gustaría que siguiera habiendo un bar», dice Antonia, mientras entre los vecinos y por las calles del pueblo, la gente apuesta porque s'Olivera pasará a dar cobijo a alguna tienda, aunque creen que, dado el tamaño del local, también habrá un bar. Lo que sí perderá la localidad de la Serra es un emblema cuyo recuerdo seguirá presente entre quienes por allí han pasado.
veinatLos fumadores apestan.