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TESTIMONIOS

La okupación del Bellevue, desde dentro: «Nos han dicho que en unos meses a lo mejor nos tendremos que ir»

La planta baja y las dos superiores del edificio Neptuno II han sido asaltadas por familias y sintecho de variada procedencia que denuncian no tener agua y las malas condiciones del bloque

Tres personas abandonan el edificio Neptuno II del complejo Bellevue del Port d'Alcúdia. | F.F.

| Port d'Alcúdia |

Si semanas atrás saltaban las alarmas en el mundo hotelero por la okupación de un apartahotel en Cala Bona y la historia de unos apartamentos asaltados por varias familias en Cala d'Or desde la pandemia, el caso más reciente y llamativo que afecta al sector hotelero nos traslada a un complejo tan inmenso como conocido. En el Port d'Alcúdia, el Bellevue Club reúne diecisiete bloques de apartamentos, jardines, lagos y zonas deportivas, como un club de tenis, piscinas o parques infantiles.

Uno de esos edificios, el Neptuno II, ha sido okupado a lo largo y ancho de sus tres plantas, la baja y las dos superiores. La segunda ha sido la última en caer en manos de estos 'inquilinos' que han aprovechado para meterse en los apartamentos, tal y como adelantó días atrás El Económico. Una vez dentro, unos bloquean las puertas, otros ponen candados para marcar su terreno y, los más preparados, hasta han llegado a cambiar la cerradura para evitar una temida reokupación.

Toallas y ropa colgando de los balcones del edificio. Foto: F.F.

La humedad, el frío y la suciedad se expanden por los pasillos y zonas comunes, en las que la presencia de cualquier extraño genera desconfianza. «No estamos aquí por gusto», es de nuevo la frase que algunos de ellos repiten, calcando el discurso de otros escenarios similares. Eso sí, llama la atención que algunos de esos okupas, de diferente procedencia, nacionalidad y grupo de edad, apuntan que les han dicho «que en unos meses a lo mejor nos tendremos que ir de aquí», tal vez refiriéndose al inicio de la temporada turística en Mallorca y en el Port d'Alcúdia, aunque su intención no es otra que quedarse.

Acceso apuntalado al edificio okupado del Port d'Alcúdia. Foto: F.F.

El complejo Bellevue, que ha vuelto a ser gestionado por la hotelera BlueBay, está operativo pese a hallarnos en plena temporada baja. Técnicos, operarios y personal del recinto trabajan para poner a punto el resto de instalaciones, entre las que destaca una que abre todo el año, el club de tenis, donde la actividad sigue a pocos metros del edificio de la polémica, circulando vehículos por su interior.

Acceso principal al edificio Neptuno II del complejo Bellevue. Foto: F.F.

Familias, niños...

El acceso al Neptuno II está sucio, descuidado. Se ha intentado violentar la red de agua para acceder a ella. «No tenemos y hay niños pequeños aquí. Menos mal que hay luz, sino sería imposible vivir con nuestros hijos», añade una pareja de okupas, ante la que desfila un hombre de avanzada edad. «El edificio está mal, lo han apuntalado, pero es lo que hay, no tenemos otro sitio al que ir», añaden. Acto seguido comparece un grupo de jóvenes españoles, de los que sospechan algunos de los residentes pueden haberse escapado de algún centro de acogida.

Dos de los 'inquilinos', limpiando uno de los apartamentos. Foto: F.F.

A mediodía es un momento de alto tráfico. Dos mujeres norteafricanas pasean a un niño de corta edad y se esconden enseguida, mientras que un hombre de mediana edad, de etnia gitana, aparece desafiante ante la presencia de un desconocido. «No sabemos nada del director del hotel ni de nadie. Nosotros llevamos aquí tiempo, pero hay gente que no se comporta bien», explica uno de los okupas, que señala a otros «que revientan las puertas para meterse en las habitaciones y eso crea inseguridad».

Una de las puertas de los apartamentos, con la cerradura cambiada. Foto: F.F.

Desde el exterior, luces encendidas delatan la presencia de personas dentro de muchos apartamentos, de cuyos balcones cuelgan ropa y toallas. De ellos asoman nuevos okupas que miran raro al reportero. Una vez dentro, la sensación de frío y humedad crece al rebasar el apuntalado acceso. La tenue luz de los pasillos no invita a avanzar, pero si se hace, se puede escuchar música, alguna televisión y ruido dentro de los apartamentos, donde algunos marcan su terreno con pintadas, candados, cerraduras nuevas e, incluso, bloqueando el acceso con muebles. Ventanas rotas, un ascensor bloqueado, un carrito lleno de chismes y un techo desplomado son otros de los elementos del paisaje que asoma desde la planta baja y hasta la segunda.

Imagen del interior de uno de los apartamentos. Foto: F.F.

Dejadez

En el exterior, la dejadez de la zona ajardinada que rodea al edificio Neptuno II resulta patente. Hojas de palmeras amontonadas a las que se suman residuos y basura forman la fotografía de parte del acceso principal; en la parte posterior, la que da a una piscina vacía y al lago, un comedero de animales (los gatos se dejan ver por allí) acompaña de nuevo a la estampa de ropa y toallas colgando de los balcones, de los que asoman los mismos que dentro miraban con recelo al periodista.

Pasillo del edificio de apartamentos con parte del techo al aire. Foto: F.F.

«Si estamos aquí es porque no hay pisos para vivir. Es imposible pagar un alquiler», dice una de las okupas, quien recuerda el caso de «una pareja que salió a comprar y al volver, se encontró que les habían entrado en el apartamento». Una situación que refleja el día a día en un edificio en el que todos se van conociendo, a la espera de la intervención, o no, de la propiedad ante unos hechos que no sorprenden a los vecinos y habituales de la zona, que en invierno se convierte en lugar de paseo o esparcimiento de los residentes en el Port d'Alcúdia, además de acceso al Lago Esperanza, donde entrenan además piragüistas de los clubes mallorquines o del programa de tecnificación del Govern.

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