Maria Antònia Serralta Cunill, conocida popularmente como Marian, es desde este martes la nueva alcaldesa de Bunyola en sustitución de Joan Antoni Riera, quien a finales de agosto anunció a la junta local del PP que renunciaba al cargo por motivos personales. De esta forma, Serralta se convierte en la segunda mujer en ser alcaldesa de Bunyola tras el mandato de la independiente Maria Cabot, que en 2002 logró la primera vara tras una moción de censura presentada por Entesa, PSOE y PSM para destituir al popular Miquel Mateu.
El nombramiento de Marian Serralta se produjo en el transcurso del pleno celebrado este martes, que contó con la presencia de varios representantes del PP, entre los que figuraba el diputado y portavoz del PP balear, Sebastià Sagreras. Desde la junta local del partido agradecieron la labor de Joan Antoni Riera «por haber liderado la gestión municipal hasta ahora» y destacaron que Marian Serralta es «una mujer comprometida, que buscará siempre el beneficio de los vecinos». De hecho, la nueva alcaldesa ha sido la mano derecha de Riera durante este primer año de mandato. Serralta manifestó que asume «esta responsabilidad con la misión de abordar las necesidades de los vecinos y de las vecinas de Bunyola, promoviendo un progreso que beneficie a todos».
El PP y Som AVI gobiernan en Bunyola a raíz de un pacto de gobierno que les otorgó siete concejales y que dejaba en la oposicion a Esquerra Oberta (3), PSIB-PSOE (2) y Vox (1). El pacto ha sufrido varias crisis debido a continuas discrepancias entre los socios de gobierno. La llegada de Maria Antònia Serralta a la Alcaldía de Bunyola podría destensar la situación que durante los últimos meses han vivido los protagonistas del pacto de gobierno entre PP y Som AVI-PI en Bunyola.
Cabe recordar que en el pleno del pasado mes de mayo se produjo un enfrentamiento entre Joan Antoni Riera, que alegó motivos personales para su dimisión, y el representante de Som AVI-PI, Miquel Ballester, en el que este último calificó de «impresentable» al entonces alcalde. Ballester tampoco acudió a la inauguración de Can Gual, lo que reflejó las tensiones entre los socios de gobierno.