El cuerpo de Aurora Picornell está cosido a balazos. Hallado en la fosa tres del cementerio de Son Coletes junto a los restos de otras cuatro mujeres (probablemente las conocidas como 'Rojas del Molinar)', el esqueleto de Aurora Picornell está completo. Dos de los cinco cuerpos hallados en su fosa no han corrido la misma suerte. Solo conservan las piernas porque el nicho fue cortado durante unas obras de reforma en los años cincuenta.
Los cuerpos se hallaron amontonados, lo que evidencia que posiblemente fueron arrojados unos encima de otros. Algunos están boca abajo. El equipo científico ha documentado tres orificios de proyectil en el cráneo de Aurora Picornell. «Uno había entrado por el occipital por la zona de atrás, otro había entrado por la zona de la sien derecha y otro por la corona hacia la izquierda. En el costado también se han documentado evidencias de lesiones perimortem compatibles con el paso de un proyectil de arma de fuego en la caja torácica, en la cuarta costilla derecha y en el cubito y radio izquierdos a la altura de la muñeca. Por otro lado presentaba también una fractura de posible origen contuso en el peroné derecho», ha explicado este martes la antropóloga Almudena García Rubio de la Sociedad Aranzadi.
Las evidencias científicas no dejan lugar a dudas. Picornell, como sus compañeras, murieron por disparos de armas de fuego. Es pronto para avanzar el alcance de las otras lesiones que presentan. En el caso de Aurora, el esqueleto fue encontrado en un buen estado de conservación que ya en su momento permitió hacer una estimación de sexo femenino, una edad de, entre 23 y 25 años y una estatura de 1,51 metros. Presentaba buena salud oral sin apenas desgaste, sin ninguna caries, sin pérdidas en vida. Sin embargo en lo que respecta al trauma perimortem (aquello que tiene que ver con el momento de la muerte) las cosas cambian.