Aunque la cosecha de oliva de este año ha sido de las mejores que se recuerdan, el precio del fruto no ha variado respecto a otras temporadas más flojas. En la Fira de s'Oliva, la pansida se vendía a 8 euros el kilo, mientras que la trencada costaba 6.
Quizás se deba a que su calidad es excelente. «Es limpia y sin tara», aseguraba Juan Carlos Pericàs, vendedor que el domingo montó puesto en la plaza.
En el mismo lugar, un puesto de Oli Caimari daba a probar los aceites que elaboran. Pero de esta paradeta destacaban los botes de aceituas rellenas (de limón, de pimiento...) que fabrican para vermut y para aperitivo... No muy lejos, un grupo de caimariencs hacía una demostración de porgar oliva (separarla de la hoja), triar (clasificarlas en verde, pansida, etc.), de trencar y de salar (salazón).
Cabe destacar la apertura al público de Sa Tafona de Caimari, que ha sido restaurada; el homenaje que se rindió a Pere Seguí, exalcalde y creador de la feria; y las numerosas camisetas tendidas en las calles reclamando la prometida escuela nueva.