Los pajes reales de Inca aguardaban ayer a primera hora de la mañana a las puertas del Ajuntament para presentar una queja formal ante el alcalde, Pere Rotger, por la «desorganización» de la Cabalgata de Reyes. A punto estuvieron los chicos y chicas de negarse a repartir los regalos de los pequeños inquers el pasado 5 de enero, pero por el bien de los pequeños aguantaron el tipo y también algún que otro abucheo.
Solo tres de las nueve carrozas previstas inicialmente circularon en la Cabalgata de Reyes el 5 de enero. La lluvia terminó por deslucir un desfile que nació tocado desde un principio. Las cuatro carrozas de la barriada de Crist Rei (las más vistosas de los últimos años) se negaron a participar horas antes del acto después de que el regidor responsable de la organización de la Cabalgata, Joan Rubert, decidiera que no pasaría este año por las calles de Crist Rei.
Tampoco tenía el Ajuntament un «plan B» ante las previsiones de lluvia, de modo que los niños y niñas esperaron cerca de dos horas bajo el chaparrón para ver, ya cerca de las ocho de la noche, a sus majestades los Reyes Magos, descender del coche de Protección Civil para incorporarse al desfile a bordo de las tres carrozas reales. El trenecito comercial de la Navidad completó un desfile, por el que el propio alcalde Rotger ha tenido que disculparse ante los voluntarios.
«Han venido a verme en plan positivo, se han quejado de que Joan Rubert les dejó un poco colgados pero sobre todo lo que quieren es que la situación no se repita», explicó ayer el alcalde de Inca, Pere Rotger, que aseguró que «me ha gustado su actitud, les he animado a que continúen su labor y si en alguna cosa hemos fallado he pedido disculpas».
Los pajes reales registraron ayer un escrito en el Ajuntament en el que denuncian la «mala organización y falta de planificación, además de la incompetencia del regidor Joan Rubert».
Los voluntarios explican que en una reunión con el anterior responsable de la organización de la Cabalgata, Felip Jerez, el pasado 23 de noviembre, acordaron por mayoría la adopción de una serie de medidas para mejorar la Cabalgata de Reyes y los actos previos a esta, entre otras, con la llegada de Papa Noel y del cartero real a caballo, o la incorporación de al menos una nueva carroza al desfile. El 7 de diciembre, con Rubert ya al mando, éste les informó de que no se podrían llevar a cabo dichas reformas.
El mismo día de la Cabalgata los pajes tuvieron que aguardar hora y media en el interior del tren de Navidad para repartir los regalos, debido a la falta de información y organización, lo que provocó que algunos se plantearan abandonar la cabalgata.
«Los conductores no sabían ni a qué hora ni a dónde se debían dirigir», recuerdan completamente decepcionados, a la vez que añaden: «esperamos que se tengan en cuenta estas quejas para el próximo año».