El Mercado Gastronómico San Juan se encuentra cerrado a cal y canto desde la pandemia y a finales de 2020 entró en concurso de acreedores. En la actualidad está liquidando sus bienes para hacer frente a las deudas. Fuentes de la causa han señalado que debe más de 320.000 euros de alquiler a Mercasa, la empresa pública que está gestionando el centro de s'Escorxador. A día de hoy, con las puertas cerradas a cal y canto, aún se acercan turistas a visitar el mercado, que aparece en multitud de guías turísticas como uno de los grandes atractivos de Palma.
El amplio espacio que ocupaba Mercado Gastronómico San Juan, cuya empresa titular es MGSJ Quality SL, está abandonado desde el inicio de la pandemia, pero ya sufría problemas anteriores a la COVID-19.
El pasado 16 de noviembre se publicó el auto de declaración de concurso, presentado en el Juzgado de lo Mercantil número 2 de Palma. El 25 de enero de este año cesó el administrador concursal y el 26 de enero se publicó el informe de la administración concursal. El 2 de marzo de este año, el juzgado aprobó un plan de liquidación.
Requerimiento
Precisamente a lo largo de estos días, los inquilinos que habían alquilado uno de los 17 puestos gastronómicos y que pagaban a su vez a Mercado San Juan han recibido un requerimiento para pagar los alquileres atrasados. «Nos están pasando la factura del confinamiento, cuando ya estaba cerrado, y a uno de los antiguos inquilinos le reclaman una factura de 8.000 euros».
Esta fuente anónima señala que «los restauradores empezamos a pagar a los gestores del Mercado San Juan 2.500 euros de alquiler del puesto, al que se sumaban otros 2.500 euros en concepto de gastos comunes, como limpieza, seguridad, camareros o vajilla».
A todo esto había que sumar la factura de las bebidas que los inquilinos de los puestos debían comprar de manera obligatoria a los propietarios del Mercado San Juan. «Les teníamos que comprar agua, refrescos, hielo y cerveza. Era un contrato abusivo: un barril de 50 litros de cerveza Mahou nos lo cobraban a 72 euros cuando en la calle valía 38».
Estas fuentes advierten que en los últimos tiempos las relaciones con los propietarios del mercado se fueron recrudeciendo. «A finales de 2019 bajó mucho la afluencia de clientela y no éramos capaces de cubrir gastos. Los gestores del mercado se habían comprometido por contrato a traernos clientela y por eso nos cobraban un alquiler tan alto, pero no sé qué pasó», dicen estas fuentes.
Al final, algunos hosteleros fueron abandonando el mercado y los que quedaron «pactamos una reducción del alquiler a 1.200 euros». Sin embargo, la drástica caída de visitantes en enero de 2020, cuando aún no había aparecido la pandemia, hizo que los puesteros decidieran dejar de abonar el alquiler.
Deuda
MSGJ Quality pagaba a su vez a Mercasa un alquiler mensual de 8.000 euros el primer año y alcanzó los 16.000 euros en 2020, año de la pandemia. Otra fuente señala que «los empleados cobraron hasta el final y Mercasa se mostró muy intransigente con los pagos de alquiler, pese a que había pandemia».
Se desmorona así uno de los templos gastronómicos de la ciudad que durante unos años concentró a un buen número de clientes.