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Los vecinos de Santa Catalina ya están hartos del ruido de las terrazas

La Associació Barri Cívic Santa Catalina dice que la zona «se ha magalufizado»

La normativa que permite colocar terrazas en aparcamientos por la pandemia ha provocado la aparición de terrazas con sombrillas y toldos improvisados, que se unen a la música de altavoces y el trasiego de clientes. Los vecinos no han podido descansar este fin de semana. | M. À. Cañellas

| Palma |

Este fin de semana el barrio de Santa Catalina ha soportado una gran concentración de clientes en sus locales y los vecinos han mostrado su malestar por el ruido generado. En las redes sociales han colgado fotografías y vídeos que muestran la aglomeración en la zona.

«En este barrio hay sobreocupación de clientes», dicen desde la Associació de Veïns Barri Civic de Santa Catalina. «Este barrio se ha magalufizado», insisten. Los residentes aportan como prueba imágenes donde las terrazas se muestran repletas de clientes, muchos de ellos sin mascarillas.

«Este es un barrio residencial y estamos sufriendo muchas molestias. Antes del confinamiento había ruido pero no tanto como este fin de semana», cuentan fuentes vecinales que piden ser no identificadas.

«Los bares ponen música en el exterior y no nos dejan descansar», cuentan desde la asociación de vecinos, que en el grupo de whatsapp de la barriada han ido compartiendo fotos y vídeos del fin de semana. Advierten que las calles más complicadas son Fàbrica, Sant Magí y otras más estrechas como Pou, Soler y Pursiana.

En estas tres calles, que son más estrechas, se ha unido la implantación de las terrazas en plazas de aparcamiento junto a la gran afluencia de clientes. La asociación denuncia que «hace unos días una ambulancia intentó atender un vecino de estas calles y los establecimientos tuvieron que apartar las mesas y sombrillas para dejarle paso».

Los residentes relatan que las terrazas ocupan tanto espacio que apenas pueden pasar a sus casas con la compra o para ir a tirar la basura. De hecho, se han colocado sombrillas de gran tamaño y toldos con cuerdas que cruzan la acera.

Otra de las quejas de la entidad vecinal es que «solo con presentar la declaración responsable ya pueden abrir un bar pero hacen caso omiso del Plan de Usos del barrio y se están abriendo bares que no deberían».

Música

María, nombre ficticio de una vecina, reside en la calle Torrent y advierte que «tenemos muchos bares de copas que colocan chiringuitos de bebidas en el exterior. En la acera tenemos actuaciones en directo, altavoces con música y gente gritando y cantando sin mascarilla».

La policía no acude a las llamadas de los vecinos por el ruido. También han presentado denuncias pero no se sienten escuchados por el Ajuntament. Con gente cantando bajo sus casas, «esto es insoportable», dice Juan, que vive en la calle Comte de Barcelona. Los vecinos protestan por esta nueva normalidad que supone «más ruido y jarana».

Otras de las quejas son coches que aparcan «en cualquier sitio», impidiendo el paso de los peatones, y botellón en sa Feixina.

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