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Los obispos, ante el aval del TC del aborto: «Sería muy grave quedarnos de brazos cruzados»

La Conferencia Episcopal lamenta que «los derechos y obligaciones del padre del no nacido quedan inhibidos y censurados»

El cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro; el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Juan José Omella Juan José Omella; el cardenal Antonio María Rouco Varela, y el cardenal Antonio Cañizares. | Gustavo Valiente

| Madrid |

Los obispos españoles han invitado a los católicos a «no quedarse de brazos cruzados» y a defender la «cultura de la vida» frente a la sentencia del Tribunal Constitucional que ha dado el aval definitivo a la ley del aborto de 2010, consagrando la interrupción voluntaria del embarazo como un derecho de la mujer. «Animamos a todos los miembros del pueblo de Dios y a todas las personas de buena voluntad a rechazar cualquier atentado contra la vida, y a seguir trabajando con valentía y creatividad por instaurar la tan necesaria cultura de la vida. Sería muy grave quedarnos de brazos cruzados pensando que ya nada se puede hacer», subrayan los obispos en una nota de la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Española, publicada este martes, tras conocerse la sentencia del Alto Tribunal.

En este sentido, también animan a los profesionales sanitarios a «ejercer su derecho a la objeción de conciencia y de ciencia», ya que consideran que «leyes de este tipo no sólo no crean ninguna obligación de conciencia, sino que, por el contrario, establecen una grave y precisa obligación de oponerse a ellas». Ante este aval del TC al aborto, los prelados advierten de que «eliminar de manera voluntaria la vida de un ser humano» es «siempre moralmente malo» y afirman que la ley del aborto convierte al nasciturus en «un sin papeles, candidato a la expulsión del seno materno». «Solo se podría afirmar el derecho al aborto en el caso de que el embrión o el feto no fueran nada; pero, el no nacido no es una cosa, es un ser humano. Por eso, calificar como derecho la eliminación de manera voluntaria de la vida de un ser humano inocente es siempre moralmente malo. Con esta ley, el ser humano en los primeros momentos de su existencia es un verdadero sin papeles, candidato a la expulsión del seno materno», señalan los obispos.

Al mismo tiempo, desde la Conferencia Episcopal expresan su «apoyo incondicional» a las mujeres que sufren las consecuencias de un embarazo no deseado, les ofrecen «la ayuda eficaz de la Iglesia» y les advierten de que «la muerte del hijo que llevan en su seno nunca es la solución a sus problemas». Además, los obispos lamentan que con esta ley «los derechos y obligaciones del padre del no nacido quedan inhibidos y censurados» y alertan de que, con resoluciones como la que se acaba de aprobar, «el derecho deja de ser tal» porque «queda sometido a la voluntad del más fuerte». «De este modo la democracia, a pesar de sus reglas, va por un camino de totalitarismo fundamental», avisan, citando la encíclica Evangelium Vitae, de san Juan Pablo II.

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