La Comisión de Salud Pública ha aprobado este martes la actualización de la 'Estrategia de detección precoz, vigilancia y control de la COVID-19', en la que se incluye, entre otras novedades, la incorporación de los test antigénicos como herramienta de diagnóstico y cribado.
Actualmente, se dispone de dos pruebas de detección de infección activa, una prueba rápida de detección de antígenos y una detección de ARN viral mediante una RT-PCR o una técnica molecular equivalente. En este sentido, la actualización de la estrategia recoge la utilización de ambas pruebas en los distintos escenarios de diagnóstico y seguimiento de los casos y los contactos.
El objetivo principal de esta decisión es facilitar el diagnóstico y que este pueda realizarse lo más rápido posible y de esta forma, iniciar las medidas de control oportunas para disminuir la transmisión del virus.
De hecho, según ha informado el departamento que dirige Salvador Illa, la utilización de estas pruebas permitirá hacer frente al previsible aumento en los próximos meses de las necesidades diagnósticas por el aumento de infecciones respiratorias como la gripe y, a su vez, poder dar una mejor respuesta en entornos específicos como los centros educativos.
Se refuerza así la necesidad de que las comunidades autónomas establezcan los circuitos de diagnóstico necesarios para la priorización en la realización de las pruebas a las personas con síntomas, y aquellas dirigidas al estudio de brotes en ámbitos estratégicos y en determinados entornos como centros sanitarios, sociosanitarios o educativos.
Ante la nueva utilización diagnóstica de pruebas rápidas, se incide también en la importancia de que se definan los sistemas de registro que garanticen la notificación de todos los resultados de estas nuevas pruebas a los servicios de salud pública.