El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha anunciado este miércoles que ha acordado con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, abrir en 2018 en el Congreso de los Diputados el debate para la reforma de la Constitución. Por su parte, los socialistas se han comprometido con Rajoy a apoyarle en la aplicación del artículo 155 de la Carta Magna en Cataluña si el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, no da marcha atrás de manera clara en sus planes de constituir una República catalana independiente.
En rueda de prensa en la sede del partido en Ferraz, Sánchez ha explicado que considera «evidente» que el Gobierno ha activado la vía prevista en el artículo 155, que no equivale a presuponer que vaya a aplicarse, escenario que, si finalmente se produce, será sólo «responsabilidad» de Puigdemont.
Si el president, en respuesta al requerimiento del Gobierno, aclara que efectivamente ha declarado la independencia de Cataluña, entonces «el PSOE apoyará las medidas constitucionales» que decida el Gobierno.Sánchez ha revelado que en estas últimas semanas ha mantenido una coordinación permanente con Rajoy de la que ha hecho partícipe al PSC, a través de su líder, Miquel Iceta, a quien llamó por ejemplo mientras estaba reunido anoche con el presidente en Moncloa.
En estos contactos, Sánchez ha compartido con Rajoy la «interpretación» que tienen los socialistas sobre cómo se puede aplicar el 155, artículo que, previo requerimiento al presidente de la Generalitat, permite al Gobierno, con el aval del Senado, adoptar todas las medidas que sean necesarias para forzar a las autoridades catalanas a cumplir la ley. Sánchez se ha mostrado seguro de que Rajoy tendrá en cuenta esta interpretación de los socialistas si finalmente aplica el 155, nunca aplicado antes.
El soberanismo puede buscar sólo tiempo
El líder de la oposición ha explicado que comparte plenamente con Rajoy la necesidad de que Puigdemont «aclare qué quiso decir» en el Parlament porque, aunque supuso un alivio que no proclamara explícitamente la independencia de Cataluña en el Pleno, los socialistas temen que el bloque soberanista tan sólo pretenda buscar «algo más de tiempo para seguir imponiendo su agenda» al resto de la sociedad catalana y española.
Horas después de la intervención de Puigdemont ante el Pleno, donde dejó en suspenso una declaración de independencia que no proclamó explícitamente, el president firmó en una sala de la Cámara con diputados de Junts pel Sí y la CUP una declaración «dura e irresponsable», a juicio de Sánchez, en la que constituyen la República catalana como estado independiente, lo que ha aumentado el desconcierto y forzado la petición de este requerimiento exigiendo aclaraciones.
Sánchez ha indicado que corresponde al Gobierno fijar el plazo que se le da a Puigdemont para responder al requerimiento y ha desvinculado de la respuesta que dé Puigdemont el compromiso alcanzado con Rajoy para iniciar de forma inminente los trabajos parlamentarios para modernizar el Estado autonómico e iniciar después el debate sobre la reforma constitucional, una demanda que los socialistas llevan planteando desde la etapa de Alfredo Pérez Rubalcaba al frente de la secretaría general del PSOE.
Bajo el punto de vista de Sánchez, en ese debate que se abra los partidos que defienden el derecho a decidir de los catalanes a separarse de España podrán plantear allí sus planteamientos porque, para materializarse su propuesta, se necesita reformar la Constitución.
Eso sí, ha asegurado, el PSOE se va «a negar a ello». Los socialistas están «dispuestos a reformar la Constitución para hablar de cómo Cataluña se queda en España», no para que pueda irse, y ésa es una «diferencia enorme» no sólo con los soberanistas, sino también con Unidos Podemos, que reclama negociar un referéndum pactado, ha subrayado.
Sánchez también ha dejado la puerta abierta a que Puigdemont pueda comparecer en el Congreso de los Diputados para exponer su visión del conflicto y urgir a un diálogo. En opinión del PSOE para ese diálogo no se necesitan mediadores externos, la Cámara Baja es el «perfecto mediador» en esta crisis.